Como si fuera la última versión de un juego de Play Station o el reciente CD de las Bandana, los chicos se arremolinan para contemplar un regalo que les hizo la Municipalidad: un par de flamantes palas, zapines y rastrillos representan para ellos casi como un tesoro que les permitirá seguir cultivando su amor por la tierra. "Cuando esta huerta dé sus frutos les vendrá aún mejor a ustedes, porque van a querer más la tierra, que es lo mejor que tenemos en este país", les dijo el intendente Horacio Vaquié, que trocó simbólicamente las herramientas por un frasco de exquisito dulce de calabaza preparado por ellos.
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