Año CXXXVI
 Nº 49.686
Rosario,
domingo  08 de
diciembre de 2002
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Los estudiantes cursan 6º año de la Escuela Nº 1.252 de Villa Constitución
Alumnos de 12 años dan un ejemplo de amor por la tierra y el trabajo
En una huerta escolar cosechan verduras y hortalizas, y también preparan dulces caseros

Osvaldo Flores / La Capital

Villa Constitución. - Más de 80 chicos de 6º año de la escuela Nº 1.252 Prefectura Naval Argentina están brindando un verdadero ejemplo de amor por la tierra y el trabajo, con un emprendimiento que iniciaron a principios de año y hoy lo han convertido en una realidad que crece cada día: la huerta escolar orgánica. En un predio de la misma escuela cultivan todo tipo de verduras y hortalizas, y hasta preparan y envasan exquisitos dulces caseros.
"Alumnos, docentes, directivos, padres y entidades oficiales y privadas están haciendo un esfuerzo conjunto para que esto sea el puntapié inicial de un proyecto educativo muy importante. La tecnología marca avances en todos los campos, pero aquí los valores humanos son los que nos conectan con la naturaleza, la cosa simple, lo genuino", destacó la directora del establecimiento, Graciela Caiola.
En realidad, el proyecto de los chicos de 6º año de la EGB se inició con el mismo ciclo lectivo, cuando toda la población escolar se trasladó al flamante edificio. "Teníamos muchos espacios verdes para aprovechar, así que alambramos una parte y con los pocos elementos que teníamos pero con un interés enorme los chicos comenzaron a trabajar la tierra", contaron María del Carmen y Cristina, las maestras artífices de esta iniciativa.
Para ellas, "el contacto directo con la tierra les permite a los chicos ser protagonistas de un proceso de producción, con el objetivo de que tengan una preparación en trabajos cooperativos, ya que la situación que atravesamos requiere de estrategias para poder sortearlas".
Los alumnos, que no sobrepasan los 12 años, ponen todas sus fuerzas y entusiasmo en la tarea. Sólo ese empuje hizo posible vencer las primeras adversidades, como la de no tener herramientas y trabajar la tierra con sus propias manos.
"Quieren estar todo el tiempo en la huerta. Además de la verdura fresca y los dulces caseros tenemos como objetivo envasar las hierbas aromáticas que aquí mismo cultivamos", se entusiasmaron las maestras mientras los chicos recorrían la huerta, cuidando como si fuera oro cada centímetro de terreno trabajado con sus manos.
Gabriel es uno de los más entusiastas: "Hemos sembrado lechuga, repollo, rabanitos, zapallos, zanahorias, albahaca, menta, entre otras cosas. Hubo chicos que hicieron los plantines en su casa y después los trasplantamos. Ahora nos regalaron plantines de tomates y pimientos, así que la huerta irá creciendo cada vez más", explicó, sin dejar de recordar su enojo con el papá, que no lo dejó hacer una huerta en la pileta de natación de su casa. "En las vacaciones voy a casa de mi abuela y allí hay mucho terreno para hacer una quinta", se consoló.
Mientras preparan los insecticidas caseros y naturales que emplearán contra las plagas, se esperanzan con la espléndida cosecha que se avecina y organizan turnos para cuidar la huerta durante las vacaciones, los chicos de 6º EGB siguen dando un ejemplo de trabajo y solidaridad digno de imitar, más aún en estos tiempos en que la desocupación y el hambre duelen en el alma de cada argentino.



80 chicos trabajan la huerta que hicieron en la escuela.
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