En conmemoración del centenario de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebrado el lunes pasado, la revista Hospital y Comunidad realizó una edición especial con un homenaje a los veinte "héroes de la salud pública" en Argentina. La recopilación es un homenaje a personalidades ya desaparecidas. Se trata de Guillermo Rawson, Emilio Coni, José Penna, Baldomero Sommer, Domingo Cabred, Cecilia Grierson, Eliseo Cantón, Carlos Malbrán, Juan Justo, Bernardo Houssay, Gregorio Araoz Alfaro, Miguel Sussini, Pedro Escudero, José Arce, Salvador Mazza, Alfredo Sordelli, Ramón Carrillo, Luis Federico Leloir, Arturo Oñativia y Carlos Alvarado.
La selección de los médicos destacados estuvo a cargo de la Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina, la Academia Nacional de Medicina, la Asociación Médica Argentina y la Confederación Médica de la República Argentina, juntamente con el Ministerio de Salud de la Nación y el Consejo Federal de Salud.
Higiene pública
La edición comienza con quien es considerado el pionero de la salud pública argentina, Guillermo Rawson (1821-1890). Precursor de un higienismo sensible al hombre y a los problemas sociales. Rawson sentó las bases de la higiene pública en nuestro país al crear en 1873 la primera cátedra de higiene, materia que a partir de entonces se incorpora al curriculum médico del país.
Emilio Coni (1855-1928) otorgó un papel relevante a la prevención y a las condiciones del medio ambiente, atribuyéndole importancia no sólo a las obras de infraestructura sanitaria sino a la acción de las organizaciones de la comunidad.
José Penna (1855-1919) se destacó con igual intensidad que Coni, pero en la asistencia de los enfermos contagiosos y en la erradicación de las epidemias, incorporando el arsenal de la investigación bacteriológica.
De la misma generación que Coni y Penna, y junto a este último, Baldomero Sommer (1857-1918) fue el primer profesor de la cátedra de dermatología y sifilología. Se dedicó especialmente a tratar enfermos de lepra, contribuyendo a la mejora del estado sanitario del país.
Como los médicos anteriores, a Domingo Cabred (1859-1929) se lo puede considerar dentro de la "generación médica del ochenta". Su campo de acción estuvo centrado en los enfermos mentales y en la atención de las enfermedades crónicas o marginales como responsabilidad del Estado.
Cecilia Grierson (1859-1934) fue la primera mujer en graduarse de médica en Sudamérica. En 1855, siendo todavía estudiante, fundó la primera escuela de enfermeras del país, en el ámbito del Círculo Médico Argentino, precursor del Centro de Estudiantes de Medicina.
Eliseo Cantón fue quien inició la lucha antipalúdica sistemática en la Argentina a fines del siglo XIX. Tal como lo demuestra su tesis "Estudio sobre el paludismo en la provincia de Tucumán".
Carlos Malbrán (1862-1940) fue el impulsor de la creación del Instituto Nacional de Bacteriología que lleva su nombre, dotando de un rol fundamental a la labor del departamento nacional de higiene.
Juan Justo (1865-1928) creó la cooperativa de vivienda y consumo más importante de la historia argentina: El Hogar Obrero. La institución permitió que numerosos trabajadores pudieran acceder a una vida digna.
Investigación científica
Bernardo Houssay (1887-1971) obtuvo el premio Nobel de Ciencias para la Argentina, y tuvo el mérito de iniciar una escuela de investigación y producción científica en el área de la fisiología.
Gregorio Araoz Alfaro (1870-1955) fue nombrado jefe de la sala de pediatría del Hospital San Roque. Se ocupó de la profilaxis del paludismo y la tuberculosis, sobre todo en los niños.
Durante la gestión de Miguel Sussini (1876-1969) al frente del Departamento Nacional de Higiene, Carlos Alvarado descubrió el método para combatir el paludismo en nuestro país. Sussini dejó la presidencia de este departamento después de haber cumplido el más largo ejercicio que se recuerda en la historia de la institución: 7 años y tres meses.
Pedro Escudero (1877-1963) se interesó por numerosos problemas de la medicina clínica, siendo notables sus estudios sobre los quistes hidatídicos de pulmón.
José Arce (1881-1968) formó a cientos de cirujanos en su escuela quirúrgica del Hospital de Clínicas. Recibió la Legión de Honor de Francia y la Gran Cruz de Isabel la Católica de España, entre otras distinciones. Retirado de su profesión, fue delegado argentino en las Naciones Unidas.
Erradicación de enfermedades
Salvador Mazza (1886-1946) fue designado miembro permanente del Congreso de Paludismo de París y esclareció junto con sus colaboradores la enfermedad de Chagas.
Alfredo Sordelli (1891-1967) fue medalla de oro en su doctorado en química. Trabajó en Berlín con Nernst y Emilio Fisher. Fue uno de los más sobresalientes inmunólogos y bacteriólogos de la República Argentina.
Ramón Carrillo (1906-1956) fue el primer secretario de Salud Pública de la Nación cuando esta área fue creada en reemplazo de la Dirección Nacional de Higiene.
Luis Federico Leloir (1906-1987) se especializó en química biológica y logró el premio Nobel en 1970 en virtud al reconocimiento universal de sus trabajos sobre los mecanismos bioquímicos de la degradación de los azúcares complejos a carbohidratos simples.
Arturo Oñativia (1914-1985) fundó en 1955 el Instituto del Bocio en la provincia de Salta. Con su labor erradicó el bocio endémico del noroeste argentino.
Carlos Alberto Alvarado (1904-1986) se abocó a la lucha contra el paludismo, la profilaxis del bocio endémico, del tracoma y de la anquilostomiasis.
El campo de acción de Alvarado también abarcó la lucha contra la tuberculosis y la fiebre amarilla selvática, además de la vigilancia epidemiológica de la peste, el tifus exantemático y la viruela.