Año CXXXVI
 Nº 49.680
Rosario,
lunes  02 de
diciembre de 2002
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"Bush adoptó la receta de Sharon; somos como un laboratorio para EEUU"
"Hoy el Estado palestino no se discute"
El especialista participó de Camp David, donde "Arafat cometió un error estratégico", al rechazar la oferta israelí

Patricia Martino Leonardo Graciarena / La Capital

"Los palestinos se equivocaron de partido en el conflicto con Israel. Acá no es cuestión de quién tiene razón. Hay que entender a qué se está jugando y hay que saber jugar las cartas". Con la experiencia de haber participado en las negociaciones de Camp David en 2000, el politólogo Alberto Spektorowski tiene una mirada sombría sobre el futuro, y más aún sobre el papel palestino. "Imagínese si los palestinos hubiesen adoptado la resistencia civil (en lugar del terrorismo, ndr). Hoy tendrían, no un Estado, sino dos. Se les hubiera unido la izquierda israelí, con las cámaras de la CNN". Para el analista, "el Estado palestino ya no vale la pena discutirlo. Todo el mundo está de acuerdo".
Hombre de confianza del ex canciller laborista Shlomó Ben Amí, Spektorowski estuvo en Rosario para disertar sobre el conflicto palestino-israelí. El especialista, nacido en Uruguay, se doctoró en la Universidad de Jerusalén y es docente en la de Tel Aviv.
-Mucho se habló de lo ofrecido por Ehud Barak en Camp David y del fracaso posterior. ¿Sienten que Arafat boicoteó un acuerdo aún sabiendo que se venía una derecha dura al poder?
-Arafat sabía y creo que no le importó. Sabía e hizo su cálculo. El pensaba: si la gente que tenía enfrente ofrecía lo máximo que podía (por el gobierno laborista de Barak) y eso no lo conformaba, entonces a través de una presión -con características de Intifada- podía llevar a Israel a una represalia y exponerla ante la comunidad internacional.
-¿Fue un error táctico o una jugada política de Arafat?
-Fue una jugada política que se convirtió en un error estratégico.
-De los que estuvieron en Camp David a la larga nadie ganó.
-De la delegación israelí no ganó nadie. El laborismo salió del poder y perdió políticamente. Murió políticamente. Pero no sólo murió políticamente su gente, sino que murió la idea. Y la declaración de Ben Amí de que Arafat ya no era "socio" para negociar fue una ayuda tremenda para la derecha.
-Pero Amran Mitzna, el nuevo líder laborista, reconoce a Arafat como un interlocutor con quien negociar.
-Mitzna ahora juega otro partido. No creo que a Mitzna le interese Arafat. Lo que viene a decir es que el laborismo va a ser claro en sus propuestas. Se acabaron las ambivalencias. Dice: mal o bien nos vamos de los territorios en la franja de Gaza y levantamos los asentamientos. Esto como declaración política es muy dura. También creo que Mitzna no confía en Arafat, porque es imposible confiar en él.
-Pero si no se puede negociar con Arafat ¿Con quién?
-Hay otros líderes. Supongo que tendría que haber un triunvirato compuesto, entre otros, por Marwan Barghouti mezclado con alguna figura más tecnócrata. Pero se necesitan dos figuras con una mítica guerrera, porque Arafat es un mito. A Arafat nadie lo va a discutir. Se va a retirar solo, por muerte natural o porque lo expulsen, pero Arafat va a quedar como un Fidel Castro. Una figura por sobre todo. Y entonces van a tener que aparecer dos o tres pragmáticos que consigan el control de la fuerza pesada del Al Fatah.
-Una de las figuras que menciona como alternativa, Barghouti, está preso en una cárcel de Israel. ¿No es una contradicción?
-Precisamente eso es lo que lo va a hacer potable. Lo están transformando al tenerlo en prisión. Lo están transformando en líder de los palestinos. Porque si Israel lo trata bien los palestinos no lo van a reconocer como líder.
-Hoy, ¿se llegó a un punto donde Sharon es tan nefasto para el proceso de paz como Arafat? ¿Cómo se rompe ese círculo vicioso?
-La verdad, no creo que haya negociaciones por el momento.
-¿Entonces cuál sería la salida?
-La salida más potable va a ser una imposición norteamericana. Si es que tienen ganas y en el momento que ellos quieran.
-¿Todo depende de eso?
-Sí. Lo otro es seguir con el status quo de la violencia. Que Israel derrote a los palestinos y no sé muy bien qué quiere decir derrotarlos. Digamos que hoy la tesis en Israel es "esto es guerra, esto es un conflicto y hay que ganarlo". Es algo bastante relativo. Porque del otro lado no hay un ejército, no se sabe bien quién está, pero existen ciertos métodos que podrían equivaler a una guerra. Y si a través de algunos mecanismos se logra disminuir el nivel de terror a un mínimo, se puede cantar victoria.
-¿Cómo repercutió el 11 de septiembre en el conflicto?
-El 11 de septiembre cambió ciertas fórmulas. Si hasta ese momento había cierta tolerancia con el terror como arma política, desde ese día ya no. Y lo que pasó fue que Bush adoptó la receta de Sharon. El que inventó la fórmula fue Sharon: "No dialogo con el terror". Nosotros somos una especie de laboratorio para EEUU. Los norteamericanos quieren ver cómo controlamos esto, nos quieren ver fuertes, por el momento nos quieren ver con mano dura. Ellos están aprendiendo de esto. Este conflicto es el laboratorio que tienen. Putin podría ser otro laboratorio, pero es demasiado grosero. "Digan que no a los chechenos y resistan", plantearon desde Washington cuando la toma del teatro en Moscú. ¿Y qué hacen los rusos? Gasear a todo el mundo. Una locura. Israel actúa mucho más inteligentemente.
-Pero de todas formas hay muchas críticas sobre Israel.
-Es cierto. Pero mirándolo en perspectiva, si usted se pone a pensar son dos años de guerra contra el terror y no hay una masacre. Que se entienda: todo es muy grave. Pero todos andan buscando la masacre y no la encuentran, el asesinato masivo y no lo encuentran. Lo buscaron en Jenín, pero no lo hubo. Sí hay una represión muy dura, pero no hay masacre masiva. Buscan la hambruna, y tampoco hay.
-¿Pero puede ocurrir?
-Creo que no, porque Israel es muy cuidadoso con eso. Deja entrar plata, deja entrar comida. No quiere decir que en los territorios estén de jolgorio, pero se gerencia la situación de forma tal que la gente vive. No de una manera decente y en una humillación constante.
-¿Cuánto más puede soportar la economía israelí?
-Acá hay dos tendencias en la interna del Likud en cuanto a desarrollo económico. Sharon dice que para que la economía se reactive debe terminarse con el conflicto. Netanyahu vino con una tesis interesante: puede haber crecimiento económico con conflicto. Larga frases que suenan muy bien; pero cuando se analizan empiezan los bemoles. Netanyahu piensa que económicamente está todo arreglado bajando los impuestos, reduciendo el Estado e inclusive dolarizando. Mucha gente le dice: "Vaya y pregúntele a los argentinos si quieren dolarizar".



Spektorowski es docente en Tel Aviv y nació en Uruguay. (Foto: Silvina Salinas)
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