Año CXXXVI
 Nº 49.678
Rosario,
sábado  30 de
noviembre de 2002
Min 16º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Denuncia que le dieron una paliza para que se adjudicara un robo en una casa
Fue en la comisaría 11ª. La víctima, un hombre de 32 años, se desmayó tras ser apaleada con un garrote

Un hombre de 32 años denunció que fue golpeado con brutalidad en la comisaría 11ª tras ser apresado acusado de un robo que no había cometido. El caso presentaría otra irregularidad: la detención no quedó registrada en el libro de guardia de la dependencia policial. La presentación fue realizada en un juzgado de instrucción.
Mariano Garrido vive en una casa de la zona sur de la ciudad y colabora con su padre en una fábrica de productos cosmésticos de propiedad de su familia. Según la denuncia, cerca de las 6 de la tarde del 12 de noviembre pasado, estaba en un quiosco de Ayacucho y avenida del Rosario cuando llegó al comercio un utilitario.
Del vehículo bajó un hombre que Garrido reconoció como un efectivo de la comisaría 11ª, a pesar de que no tenía puesto el uniforme. El policía, de apellido Iagatti, primero se mostró amistoso, aunque unos segundos después comenzaría el calvario para el comerciante.
Luego de que Iagatti lo invitó a subir al vehículo, Garrido debió soportar un interrogatorio. El policía lo acusaba de un robo ocurrido cuatro días atrás en jurisdicción de la comisaría 11ª. Con una de las variantes del cuento del tío, varios desconocidos habían entrado entonces a una vivienda de avenida del Rosario 376, ocupada por un matrimonio de ancianos, y habían robado 20 mil dólares.
Garrido le repetía a Iagatti que no "sabía de que le hablaba", dijo Edgar, el padre del muchacho golpeado. Como no logró convencerlo con sus explicaciones, el policía lo llevó a la seccional de Lamadrid al 300 bis, donde lo alojaron en una sala. De allí se podía ver a las personas que estaban en la guardia. Al rato divisó a la hija de las víctimas del atraco que investigaba Iagatti. Sorprendida, la mujer lo saludó sin entender qué hacía Garrido en ese sitio.
Después de una hora, Iagatti apareció nuevamente en escena acompañado por unos cuatro policías. Ninguno de ellos tenía puesto el uniforme, pero por su movimientos el comerciante no dudó de que estaban frente a uniformados. A Garrido lo llevaron a una pequeña oficina y allí continuó el calvario. Primero lo intimidaron mientras era obligado a desnudarse.
Luego con la ropa puesta regresó al lugar donde había estado. Sentado y con la vista clavada en el piso recibió un tremendo cachetazo. "Ahora vas a contar todo", amenazó el hombre que le había asestado el golpe. Después, sus compañeros introdujeron a Garrido en el despacho del jefe de la comisaría. Allí una lluvia de puñetes impactaron en el cuerpo del comerciante. Y los castigos fueron cada vez más violentos.
Entonces uno de los efectivos tomó "un garrote blanco de goma dura" y lo molió a golpes en la espalda mientras Mariano protegía su cabeza. Las intimidaciones no paraban. "Decí dónde está la plata", gritaban los policías, relató el familiar de la víctima.
Garrido fue obligado nuevamente a desnudarse y volvió a oír de boca de uno de los agentes otra amenaza. "Ahora te vamos a llevar a la parrilla, donde hacemos a hablar a cualquiera", dijo. Fue lo último que escuchó. A raíz de los "fuertes dolores que sentía", se desvaneció. A la 1 de la mañana, cuando ya había recuperado el conocimiento, un policía le dijo que se podía ir.
El 13 de noviembre, patrocinado por las abogadas Florencia Barrera y Ana Oberlin, Garrido denunció el caso en el juzgado de instrucción Nº4, a cargo de Jorge Juárez.


Diario La Capital todos los derechos reservados