Bogotá. - Los escuadrones paramilitares de Colombia declararon ayer un cese unilateral de hostilidades a partir del domingo, con la esperanza de iniciar un proceso de paz con el gobierno del presidente Alvaro Uribe que permita su desmovilización. "Es dentro de este espíritu patriótico y civilista, y como una explícita demostración de nuestra voluntad permanente por alcanzar la paz del país, que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hemos tomado la decisión histórica de declarar un cese unilateral de hostilidades", dijeron los paramilitares al gobierno, al que solicitaron garantías para el diálogo y la suspensión de los procesos en su contra.
El anuncio, divulgado a través de la página de Internet www.colombialibre.org, se produjo luego de una serie de reuniones secretas entre representantes del gobierno y líderes paramilitares, con la mediación de la Iglesia Católica.
Los paramilitares son grupos armados ilegales que combaten a la guerrilla y a sus colaboradores con violentos métodos y son acusados de contar con el apoyo de algunos sectores de las fuerzas militares y de cometer las peores violaciones a los derechos humanos, como masacres y crímenes selectivos. Las paras, liderados por Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, solicitados en extradición por EEUU bajo acusaciones de narcotráfico, cuentan con unos 10.000 combatientes y controlan amplias zonas del país. Las AUC nacieron en los años 80 auspiciados por terratenientes y narcotraficantes.
La estrategia de Uribe, quien busca aumentar en 1.000 millones de dólares anuales el gasto militar desde los actuales 3.100 millones y duplicar el número de policías y soldados para recuperar amplias zonas en poder de grupos ilegales armados, fue una de las motivaciones de las AUC para explorar la negociación de paz, revelaron fuentes paramilitares.
El comunicado de las AUC no aclaró si suspenderían las actividades de procesamiento y exportación de cocaína y el robo de combustibles, sus principales fuentes de financiación. Para formalizar un proceso de paz, que sería el primero entre esos escuadrones armados y el gobierno colombiano, se tendrían que superar varios obstáculos, como una fórmula jurídica de amnistía o indulto para los jefes paramilitares, acusados de crímenes de guerra.
Hasta ahora, en este país sudamericano de más de 40 millones de habitantes azotado por una guerra interna de 38 años que dejó 40.000 muertos en la última década, sólo se han realizado procesos de paz entre el gobierno y la guerrilla.
Legítima defensa
Es la primera vez que los escuadrones paramilitares, creados en la década de 1980, declaran un cese unilateral de hostilidades, aunque en el pasado anunciaron treguas de Navidad. Pese a su declarada disposición de paz, las AUC, a las que el Departamento de Estado norteamericano consideraban una organización terrorista, advirtieron que si durante el cese de hostilidades la guerrilla intenta vulnerar sus territorios, harán uso del derecho de legítima defensa. También pidieron al gobierno que asuma la defensa y la seguridad de las amplias regiones que actualmente controlan, de donde expulsaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) después de sangrientas confrontaciones.
Los paramilitares plantearon la necesidad de que durante el cese de hostilidades, el gobierno ofrezca apoyo económico a sus combatientes y manifestaron su disposición a colaborar en la erradicación de cultivos ilegales de hoja de coca en las zonas que controlan. Adicionalmente solicitaron al gobierno suspender las acciones legales contra los negociadores que designen y la excarcelación de cientos de sus combatientes detenidos en las hacinadas prisiones estatales. (Reuters)