Año CXXXVI
 Nº 49.678
Rosario,
sábado  30 de
noviembre de 2002
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Editorial
Elecciones en abril

El cronograma electoral ya es ley. Después de muchas idas y vueltas, de peleas partidarias y de una descarnada búsqueda de ventajas propias y de perjuicios para los adversarios, el Congreso de la Nación estableció las fechas en las que los argentinos deberán elegir al próximo presidente de la Nación.
   No será una elección más. En un año pasaron demasiadas cosas en la Argentina, muchas de ellas que marcaron definitivamente la vida de millones de ciudadanos. Un presidente electo en las urnas que dejó el poder antes de tiempo; sangre y muerte de inocentes en las calles; el corralito, estafa a la buena fe de los ahorristas; hambre y dolor; políticos irresponsables, presidentes por algunas horas. Un país que se desbarrancó, empujado por unos pocos, mientras la inmensa mayoría miraba sin comprender.
   Los comicios se llevarán a cabo el 27 de abril de 2003 y, en caso de una hipotética segunda vuelta, será el 18 de mayo. Una semana después, el 25 de mayo, Duhalde dejará la Casa de Gobierno y asumirá, otra vez, un presidente elegido por el pueblo.
   De todos modos, quedan por delante seis largos meses. En este tiempo -qué duda cabe- hay mucho por hacer. Las urgencias sin precedentes que golpean la vida cotidiana de millones de compatriotas exigen que la clase dirigente, tal vez como pocas veces en la historia reciente, ofrezca gestos de madurez y grandeza. Esta hora de la República no admite peleas mezquinas ni concede lugar para especulaciones electoralistas.
   Con la aprobación del cronograma electoral, el gobierno consiguió atesorar una de las herramientas que más reclamaba para transitar en calma institucional hasta el traspaso del mando. Y puede exhibir, además, cierto nivel de previsibilidad política ante las demandas de los organismos de créditos internacionales y de las principales potencias del mundo.
   Después, el 27 de abril, en el cuarto oscuro, la responsabilidad será de los argentinos. Una vez más el destino del país estará en nuestras manos. Como debe ser siempre.


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