La fuerza de la devastadora de la crisis desatada a finales del año pasado consiguió adueñarse de las actuales decisiones y estrategias de numerosos grupos que hacen al tejido económico de la Argentina. En el caso del agro, la situación asumió la forma de retención de granos, cortando el sigiloso flujo de la mercadería que tradicionalmente iba desde la chacra al acopio u otros destinos (puertos e industrializadores, por ejemplo). A su vez, el planteo tecnológico con el que se encaró la siembra fina distó mucho de reeditar la contundencia de anteriores campañas. Según estimaciones oficiales, en el campo hay stockeado aún un valor equivalente a mil ochocientos millones de dólares, correspondiente a la campaña agrícola 2001/ 2002. Si tomásemos en cuenta las proyecciones hasta marzo próximo, dicha suma alcanzaría la friolera de tres mil millones de dólares.
La llegada de la inestabilidad económica y monetaria trajo consigo una actitud reflexiva, en la cual el valor de cada paso que debía darse en la planificación de las campañas, adquirió un enorme peso. La crisis asestó un golpe importante al flujo de los mercados a término, la provisión de insumos y la comercialización de la mercadería. Retener el grano en chacra (a campo o en silo propio) se ha presentado como la herramienta ideal para escapar al corralito bancario y apalancarse con los vaivenes del mercado internacional: hasta este momento, el saldo resulta ampliamente favorable a quienes escogieron este camino.
Por esta razón, una buena parte del sector de productores ha debido especializarse en el manejo de información de mercado para poder operar su propia estrategia de punta a punta.
Para Teodoro Zorraquín, de Aacrea, en una coyuntura como la actual, con mercados volátiles, bajo volumen de mercados de futuros y precios de insumos y servicios muy variables según quién cotice, es básico contar con fuentes de información que reflejen la realidad. En rigor, los ítem que un productor debe tener en cuenta para poder encarar la planificación agrícola para 2002/2003 siguen siendo los mismos sobre los que antes se tenía un control más o menos relativo: el problema pasa ahora por asignarle a cada casillero un valor acorde a las circunstancias y sus proyecciones inmediatas.
Sinergias en la red
Frente a esta realidad, internet comienza a plantearse como uno de los mecanismos más importantes en cuanto a la búsqueda, recopilación y sistematización de la información. "A través de ella se puede disponer, a bajo costo, de información de mercado, análisis económicos y políticos, clima y otros, así como facilita el intercambio con otros empresarios que permitan un mejor análisis de la realidad, tal como se realiza habitualmente en los grupos Crea", concluyó Zorraquín.
Esta instancia, la del reaprovechamiento de las funcionalidades aportadas por la web, ha movido a muchos integrantes de la cadena agrocomercial a fortificar sus posiciones de cara a una baja en los costos operativos, eliminando tareas duplicadas por varias oficinas o departamentos de la empresa y optimizando los sitios web existentes intentando agregar valor a la información.
Uno de los sectores que busca revancha es el de las aseguradoras. En ese sentido quienes tienen las mejores chances de diferenciarse de los grandes jugadores sobre la base de agilidad, mejores costos y atención personalizada son los "brokers" de seguros agrícolas. A diferencia de los productores de seguros tradicionales, el broker trabaja con una importante gama de sólidas aseguradoras, lo que les da cierta objetividad y variedad en cuanto a la oferta aseguradora que trasladan a la producción agrícola.
Según señala Sergio Scorsetti, de Scorsetti-Shanahn, "nuestra misión como broker es proveer alternativas en cuanto a soluciones de seguros para los productores agrícolas, para ello combinamos atención personalizada y operación a través de internet".
"De esa manera eliminamos los márgenes de comercialización del productor de seguros tradicional y lo trasladamos como beneficio al productor", dijo.
Así y todo, los niveles de optimización de internet mantienen estrecha relación con la tasa de utilización de la herramienta, que no supera el 18% según Icasa-Mora y Araujo. Las razones por las que los productores no se abonan a internet pasan por el temor a costos telefónicos, falta de necesidad y tiempo.
Tratándose de una cuestión mayormente cultural, la opinión de Sebastián Massacane, de Mobilenik, que desarrolla tecnología inalámbrica para movilizar datos desde el campo hacia bases de datos remotas, aporta una de las claves para creer en el desarrollo cultural de la herramienta.
"Hay una tarea educativa que venimos realizando para brindar al productor herramientas que mejoren su toma de decisiones", dice Massacane, quien señaló que "trabajamos junto a universidades, asociaciones civiles sin fines de lucro y organismos gubernamentales para aprovechar toda la experiencia disponible en informática para el agro y reutilizarla en computadoras de mano con nuestro software de diseño nacional".
Tal como lo plantea la vieja formula, "toda crisis plantea una oportunidad". En ese contexto, la informática en general e internet como herramienta, buscan la mejor manera de reinsertarse en el potencial productivo agropecuario.