La empresa Bioceres firmó el jueves pasado con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria un convenio para desarrollar un gen que le confiere al maíz resistencia al Mal de Río Cuarto. Se trata del segundo proyecto que pone en marcha la firma con sede en Rosario, que ya está financiando una investigación para la obtención de soja resistente a enfermedades fúngicas.
Bioceres, una "incubadora de empresas" conformada por productores para financiar la investigación y producción nacional de biotecnología, realizó esta semana su primer seminario en Buenos Aires sobre "Oportunidades en la sociedad del conocimiento".
Durante el encuentro, el presidente de la empresa, Gustavo Grobocopatel, Víctor Trucco (presidente de Aapresid y miembro del directorio de Bioceres) y Héctor Ordoñez, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, ofrecieron una descripción de Bioceres.
Coincidieron en señalar que en el marco de un desarrollo basado en la innovación tecnológica y empresarial, Bioceres es una "innovación organizacional" en sí misma. Grobocopatel explicó que se trata de una empresa "propia de la sociedad de la información", que trabaja en red conectando usuarios, investigadores e inversores.
"No es una empresa que tenga un edificio con grandes laboratorios, es básicamente una incubadora de empresas que trabaja en red y cuyo foco estratégico está puesto en la patentabilidad de cada proyecto que desarrollemos", dijo.
Bioceres es una sociedad anónima conformada por 45 accionistas, la mayoría productores agropecuarios. La fórmula de financiamiento de cada contrato es similar a la de un fondo de inversión cerrado. En ocasión del último congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) que se desarrolló en Rosario en agosto del año pasado, salieron a la venta 90 cuotas de 2.667 dólares cada una, que ya fueron vendidas casi en su totalidad. Además de productores, participan empresas del sector semillero.
Resistencia a los hongos
En el seminario de Buenos Aires presentaron los avances del primer proyecto que están financiando con estos recursos, y que está cargo de un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Se trata de buscar un gen que le dé resistencia fúngica a la soja. "Se encuentra avanzado en relación al plan fijado, hemos mandado a una científica argentina a capacitarse a Estados Unidos, y contamos un equipo capacitado para hacer transgénesis en soja", señaló.
El convenio firmado con el Inta apunta a desarrollar resistencia del maíz al Mal del Río Cuarto. Del encuentro participaron bancos y otras empresas que pueden constituirse en potenciales inversores de este contrato. Pero la firma tiene en carpeta varios proyectos, entre ellos uno relacionado con el girasol.
"El potencial es enorme, Bioceres apunta a hacer investigación sobre problemas nacionales y crear patentes nacionales, vamos a tener un vínculo con un conocimiento científico global y pensamos que la agricultura tiene que motorizar la química y la farmacéutica", señaló Grobocopatel, quien también subrayó que la iniciativa significa "un compromiso de los productores con los derechos de propiedad y contra la piratería".
Desde su punto de vista, "esta empresa que es financiada por productores es un demostración de que se pueden hacer políticas públicas desde el sector privado, ya que estamos financiando a investigadores del sector público".
Durante el encuentro también hablaron en el panel sobre "Desafíos tecnológicos", César Belloso y Rogelio Fogante, de Bioceres, y Héctor Huergo.
Alejandro Mentaberry, del Conicet, Esteban Hopp, del Inta y Miguel Lucero disertaron sobre la alianza entre la ciencia y la producción, mientras que Fernando Sánchez y Carlos Casanello abordaron "La estrategia legal en gestión del conocimiento".
Argentina es uno de los países que lidera la tasa de adopción de biotecnología a nivel mundial. Un ejemplo de ello es el crecimiento de la superficie cultivada con soja transgénica, que entre otras cosas les permitió a los productores competir contra los subsidios y las devaluaciones competitivas de los grandes jugadores en el mercado internacional de productos agrícolas.
Sin embargo, el desarrollo local de esta tecnología recién empieza. Además de Bioceres está el emprendimiento de la empresa Biosidus, que logró la primera clonación de terneros en Argentina y que apunta a producir fármacos a partir de vacas transgénicas. De a poco, emprendedores surgidos del área pública y privada van tomando carrera en este mercado, tanto en el ámbito de la biotecnología como en áreas vinculadas, tal el caso de la bioinformática.
Ley de promoción
En el seminario de Buenos Aires presentaron los avances del primer proyecto que están financiando con estos recursos, y que está cargo de un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Se trata de buscar un gen que le dé resistencia fúngica a la soja. "Se encuentra avanzado en relación al plan fijado, hemos mandado a una científica argentina a capacitarse a Estados Unidos, y contamos un equipo capacitado para hacer transgénesis en soja", señaló.
El convenio firmado con el Inta apunta a desarrollar resistencia del maíz al Mal del Río Cuarto. Del encuentro participaron bancos y otras empresas que pueden constituirse en potenciales inversores de este contrato. Pero la firma tiene en carpeta varios proyectos, entre ellos uno relacionado con el girasol.
"El potencial es enorme, Bioceres apunta a hacer investigación sobre problemas nacionales y crear patentes nacionales, vamos a tener un vínculo con un conocimiento científico global y pensamos que la agricultura tiene que motorizar la química y la farmacéutica", señaló Grobocopatel, quien también subrayó que la iniciativa significa "un compromiso de los productores con los derechos de propiedad y contra la piratería".
Desde su punto de vista, "esta empresa que es financiada por productores es un demostración de que se pueden hacer políticas públicas desde el sector privado, ya que estamos financiando a investigadores del sector público".
Durante el encuentro también hablaron en el panel sobre "Desafíos tecnológicos", César Belloso y Rogelio Fogante, de Bioceres, y Héctor Huergo.
Alejandro Mentaberry, del Conicet, Esteban Hopp, del Inta y Miguel Lucero disertaron sobre la alianza entre la ciencia y la producción, mientras que Fernando Sánchez y Carlos Casanello abordaron "La estrategia legal en gestión del conocimiento".
Argentina es uno de los países que lidera la tasa de adopción de biotecnología a nivel mundial. Un ejemplo de ello es el crecimiento de la superficie cultivada con soja transgénica, que entre otras cosas les permitió a los productores competir contra los subsidios y las devaluaciones competitivas de los grandes jugadores en el mercado internacional de productos agrícolas.
Sin embargo, el desarrollo local de esta tecnología recién empieza. Además de Bioceres está el emprendimiento de la empresa Biosidus, que logró la primera clonación de terneros en Argentina y que apunta a producir fármacos a partir de vacas transgénicas. De a poco, emprendedores surgidos del área pública y privada van tomando carrera en este mercado, tanto en el ámbito de la biotecnología como en áreas vinculadas, tal el caso de la bioinformática.