Orlando Verna / La Capital
Un frío sudor conmovió a los televidentes rosarinos cuando se anunció la llegada de un nuevo semanario empresario a la pantalla del Canal 5. Concebidos como un formato que la mercantilización le imprimió de la TV, estos micros siempre fueron desactualizados, aburridos y sirvieron para promocionar más que para informar. De antemano "Por acá" estaba condenado al escarnio, hasta que el 6 de julio sorprendió a los más escépticos. Con una escenografía digital multicolor, una animación correcta, ágil y hasta divertida de Susana Manzelli y una completa agenda de actividades culturales, sociales, empresariales y de espectáculos, el envío consiguió incorporar lo mejor de la televisión de entretenimiento con el mandato de hacer la Rosario mediática, esa que no se ve en los envasados porteños o extranjeros. Aunque sin dudas el handicap que posó a "Por acá" sobre la atención de los rosarinos fue su montaje audiovisual. Con tecnología de punta y buenas ideas, la producción logró construir una identidad propia a partir de colores llamativos y discordantes, por un lado, y una cuidada edición digital. Así, por ejemplo, la conductora aparece sentada sobre una letra o sobre un banco de una plaza virtual, o se confunde entre las burbujas que suben por la pantalla. La edición corre por cuenta de Marcelo Funes, quien es el responsable de ensamblar la imagen de Manzelli tomadas sobre un fondo azul -croma, según la jerga televisiva- junto a los videos computarizados que hacen de escenografía, un trabajo realizado por el equipo de los estudios Contracampo. Así, "Por acá" tejió un recorrido particular sobre la ciudad, abusando a veces de chivos y amistades, pero con el claro objetivo de mostrar, con la impactante belleza de la estridencia pública -y de su movilera-, a quienes alzan copas por el sólo placer de hacer.
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