Año CXXXVI
 Nº 49.678
Rosario,
sábado  30 de
noviembre de 2002
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Acusan a un policía por una estafa frustrada
Es un cabo de la seccional 30ª. Fraguó un acta con un mecánico para quedarse con un equipo de GNC

El dueño de un Renault 18 sufrió un sobresalto cuando fue a buscar su auto al taller y encontró un policía al volante. Acta de secuestro en mano, el uniformado le dijo que había incautado el equipo de GNC del auto porque el mismo era robado. Los errores ortográficos del escrito despertaron las sospechas del hombre, quien fue a la seccional a averiguar qué pasaba y se encontró con otra sorpresa: el agente y el mecánico habían simulado un procedimiento para adueñarse del costoso equipo.
Esa es la acusación que pesa ahora sobre el policía, un cabo que revista en la comisaría 30ª, el tallerista, y otro mecánico que adquirió los tubos para GNC sin requerir su documentación. Todos ellos fueron indagados bajo el cargo de defraudación en el juzgado de Instrucción Nº 3, a cargo de Luis María Caterina, donde se investiga la presunta estafa perpetrada el 8 de noviembre pasado.
Ese día Enrique Adrián Pagano fue a un taller mecánico de Colombia al 200, donde el día anterior había dejado su Renault 18 para que le colocaran un equipo de Gas Natural Comprimido (GNC). Al llegar encontró al mecánico, Ricardo Roger Lazo Ramos, de nacionalidad peruana, sentado en el asiento del acompañante de su auto. Lo acompañaba un policía que se disponía a poner el vehículo en marcha.
"Hubo un inconveniente", anticipó el tallerista para poner fin al desconcierto de Pagano. Según revelaron fuentes judiciales, el mecánico le explicó a su cliente que el policía había ido a hacer un procedimiento y detectó que el equipo de GNC era robado. "Tuve que entregar 150 pesos para que no se lleven también el auto", se excusó el tallerista, de acuerdo con la denuncia.
Entonces el policía descendió del coche y le mostró a Pagano un acta oficial ordenando el secuestro del equipo, de modo que el hombre volvió a su casa sin los tubos. Pero al propietario del auto le llamó la atención que la nota tuviera errores ortográficos y estuviera mal redactada. Acudió a la comisaría 30ª, cuyo sello había sido impreso en el acta, y descubrió que allí no habían ordenado tal procedimiento.
En la seccional le mostraron todos los sellos de la repartición hasta que reconoció el que había visto al pie del acta. Era un sello de uso diario al que tiene acceso todo el personal, según reveló un allegado a la causa.
Al advertir el engaño el hombre denunció la estafa y los policías detuvieron a Lazo Ramos. Al equipo de GNC lo encontraron en otro taller cuando estaba a punto de ser colocado en el auto de un tercero. El titular de ese local, Jorge Daniel Herrera, también fue detenido por adquirir los tubos robados.
Luego fue apresado el agente, el cabo Sandro Adrián Ojeda, a quien también se acusa de falsedad ideológica de instrumento público. El equipo de gas retornó a su dueño y los imputados recuperaron la libertad tras ser indagados en el juzgado de Caterina, donde la causa se encuentra en trámite.


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