El nombre del juez Julio César Rogiano está vinculado a varios hechos con notable trascendencia en los últimos años. El magistrado fue el primero en trabajar en la causa por la cual María Carolina Guallane recuperó su identidad y pudo saber que había nacido como Paula Cortassa. Carolina había sido separada de sus padres, asesinados por la dictadura militar, y cedida en adopción. El funcionario judicial estuvo bajo la mirada de la Corte Suprema de Justicia santafesina después de que en el invierno de 2001 la policía detuviera a un menor tras el asalto a un remisero, en la zona norte de la capital provincial, y en su poder hallarán un teléfono móvil en el cual figuraba el número del celular del juez. A ese episodio le siguió la presencia de Rogiano en el hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe, donde estaba internado el menor apresado. Allí confrontó públicamente con un familiar del adolescente que hizo públicas algunas declaraciones en su contra. Por el primero de los hechos, el máximo tribunal santafesino no halló irregularidades aunque por la discusión hospitalaria lo sancionó con una multa de 150 pesos, al entender que debió concurrir al centro asistencial en compañía de otro funcionario judicial para que acreditara el acto. Al conocer la medida, Rogiano prefirió no ahondar demasiado en el tema, aunque declaró "A mí quién me quita todo lo que se dijo durante más de un año".
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