La denominada mesa ampliada del Diálogo Argentino advirtió ayer que "hay signos claros" de que el próximo 20 de diciembre, al cumplirse un año del cacerolazo que desembocó en la caída del ex presidente Fernando de la Rúa, puede de ser una "jornada violenta que no ayude a la restauración". No obstante, convocó a una jornada contra el hambre y la violencia para ese día -tal como ya lo hicieron los nucleamientos piqueteros y el candidato a presidente Adolfo Rodríguez Saá- con el objetivo de "dar una mano de consenso, de diálogo, de pacificación y de compartir en comunión para transformar esa tensión en posibilidad de reconstrucción". Así lo confirmó uno de los coordinadores del Departamento de Laicos del Episcopado, Justo Carbajales, al lanzar oficialmente la segunda etapa del Diálogo Argentino -de la que también participan organizaciones intermedias y representantes de otros credos-, cuyas prioridades serán la "lucha frontal e integral" contra la pobreza y el "resguardo de la institucionalidad democrática". Aunque sin aportar demasiados datos sobre los "gestos fuertes" que el heterogéneo grupo quiere dar a la sociedad e incluso planteando dudas de último momento en cuanto al día de la convocatoria, Carbajales subrayó que "esa fecha significa una oportunidad de quebrar una espiral de violencia, que el Diálogo se propone desalentar". Consultado sobre la peligrosidad que podría tener esa fecha ante el anuncio de otros sectores de movilizarse, el delegado laico explicó: "Queremos hacer un gesto muy fuerte contra el hambre y la violencia, aunque somos conscientes de que hay signos claros de que puede ser una jornada violenta que no ayuda a la restauración". Durante una conferencia de prensa en la sede del Episcopado, la mesa ampliada detalló su plan de acción a futuro en el que se comprometen a garantizar "la ejecución y financiamiento" de los distintos planes sociales vigentes, con o sin ayuda de los organismos internacionales, y reclaman el urgente tratamiento legislativo de la iniciativa popular en favor del "hambre más urgente". "Tiene que ser aprobada en (sesiones) extraordinarias. No puede quedar manipulada a los tiempos políticos", sentenció Carbajales. El Diálogo Argentino anunció que mantendrá contactos con los presidentes de ambas Cámaras legislativas y con los de los distintos bloques para exigir un "cronograma electoral legítimo, convocado por el Congreso" y la pronta sanción del proyecto de ley sobre libre acceso a la información pública. Los integrantes también anticiparon que se constituirán en una suerte de "garante" del proceso eleccionario en ciernes, por lo que capacitarán "fiscales ciudadanos" para que puedan actuar en los próximos comicios. El delegado episcopal ante el Diálogo, monseñor Agustín Radrizzani (Lomas de Zamora), enumeró las luces y sombras de la primera etapa y remarcó el protagonismo que tendrán las organizaciones intermedias y religiosas en esta instancia para establecer una "agenda mínima de gobernabilidad", aunque esta vez alejados del gobierno de Eduardo Duhalde.
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