Año CXXXVI
 Nº 49.675
Rosario,
miércoles  27 de
noviembre de 2002
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La protesta. Hubo tensión en puente Pueyrredón por el operativo de seguridad
La marcha piquetera generó caos en Capital y temor en el gobierno
Tras una extensa negociación los manifestantes lograron movilizarse y se concentraron en Plaza de Mayo

Luego de una jornada cargada de tensión, finalmente miles de piqueteros realizaron ayer una manifestación en Plaza de Mayo contra la represión policial, a cinco meses del crimen de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, tras permanecer durante horas en un cerrojo de seguridad que tenía como objetivo cachear uno por uno a los manifestantes antes de cruzar el puente Pueyrredón.
Desde el mediodía y hasta pasadas las 18.30, los piqueteros, entre los que había mujeres y niños, quedaron detenidos en el puente en un contexto de extrema tensión marcado por la acumulación progresiva de fuerza que mostraba el dispositivo de seguridad.
Al puente Pueyrredón llegaron efectivos de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, con perros adiestrados, camiones hidrantes, carros de asalto, motocicletas y el objetivo de cachear uno a uno a los manifestantes que intentaban cruzar el acceso: la imagen nerviosa de policías desplegándose en filas, corriendo y mostrando armas, era el peor escenario para la movilización.

La reunión
Siete delegados piqueteros, ante un cuadro que pronosticaba un desenlace violento y recordaba las imágenes previas del 26 de junio, cuando fueron asesinados Kosteki y Santillán, se reunieron en Casa de Gobierno con el ministro del Interior, Jorge Matzkin, y el secretario de Provincias, Arturo Puricelli.
Allí, tras dos horas de negociación, se firmó un acta en que se definió que los piqueteros atravesarían el puente sin ser cacheados, pero con la obligación de mostrar sus pertenencias y no acampar en Plaza de Mayo.
Un delegado que participó de la reunión dijo que durante el encuentro le advirtieron al gobierno que "nuestro tema central es el hambre, discutir los 150 lecop miserables y la forma en que distribuyen la ayuda social, no queremos que nos distraigan".
"No podemos vivir discutiendo si podemos movilizarnos o no, porque las razones son justas y la movilización es legal, no puede ser que cada vez que querramos manifestarnos tengamos que parar en el puente siete horas y venir a hablar con Matzkin", sostuvo.
Para Puricelli, la "negociación fue razonable" y aseguró desconocer si hubo una orden escrita de la jueza federal María Servini de Cubría para que sean cacheados los manifestantes.
Los piqueteros, tras siete horas de tensión, advirtieron que mostrarían sus pertenencias "a una distancia prudencial de diez metros".
A los piqueteros se sumaron representantes de asambleas barriales, los diputados nacionales Luis Zamora y Patricia Walsh y los legisladores porteños Vilma Ripoll y Patricio Echegaray, quienes repudiaron la decisión de impedir el paso de los piqueteros.
También llegaron al puente las Madres de Plaza de Mayo, encabezadas por Hebe de Bonafini, quienes discutieron duramente con los policías que cercaban la protesta piquetera.
Antes de las 17, cuando el contexto era aún desapacible, los distintos sectores piqueteros se debatían entre dos caminos: o avanzar, y llegar entonces a una confrontación directa, o retroceder a los barrios y no llegar a Plaza de Mayo.
Pero había una tercera vía, que llegó a oídos de los negociadores: quedarse allí, en el puente, sin límite de tiempo.
A esa hora, los piqueteros ya tenían la información de que el acuerdo era un hecho y que el Ministerio del Interior iba a habilitar el paso sin la requisa policial.
Tras horas de tensión, la marcha comenzó a las 18.45 con un objetivo: reclamar justicia para Santillán y Kosteki, exigir el cese de la represión policial y denunciar la falta de representatividad de la dirigencia política, lo que lograron hacer finalmente a partir de las 20.50 en Plaza de Mayo.
Los referentes piqueteros leyeron la decisión de "estaquear" la marcha en el puente Pueyrredón como una antesala del 20 de diciembre, donde distintos sectores confluirán en Plaza de Mayo para recordar la jornada que terminó en la renuncia del ex presidente Fernando de la Rúa.
"Esto es una provocación, tienen miedo, tienen miedo de ver el hambre y tienen miedo también por el 20 de diciembre", dijo anoche el vocero de una de las organizaciones más representativas del movimiento piquetero.
En la hora pico del conflicto, cuando nada dejaba entrever un camino de distención, los expertos, a partir de las imágenes de los helicópteros que sobrevolaban la zona, señalaron que eran más de 10.000 los manifestantes.
Diez mil personas bajo el sol, dispuestas a entrar en la Capital Federal, que alguien, en un despacho, imaginó que podían ser cacheadas una a una: el acuerdo disolvió un plan de dudosas consecuencias.
Entrada la noche y quebrando lo acordado con el gobierno, un grupo de piqueteros se quedó acampando en Plaza de Mayo.



Después de una larga jornada llegó el homenaje.
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