La nueva feria arrancó a pesar de la lluvia. Unos 90 puestos de artesanías, manualidades y arte popular se instalaron en los jardines del Centro Cultural Parque Alem (Nansen y Paseo Ribereño), aunque poco después debieron ser levantados por la tormenta. Sin embargo, hubo expositores que alcanzaron a vender. Se trata de otro espacio similar a los que existen en Pichincha, y una oportunidad para la gente que está sin trabajo y puede producir con sus propios medios. La coordinadora del lugar, Susana Fandiño, anunció que la experiencia se extenderá durante todo el verano.
La feria funcionará todos los domingos, hasta febrero inclusive, de 18 a 24. Ayer se inauguró a media tarde y al rato empezó a llover. Esto obligó a suspender la presentación de grupos de rock y folclore que iban a actuar con motivo de la inauguración. Y los expositores también se retiraron. Se anotaron unas 120 personas para ocupar los espacios organizados, pero ayer arrancaron casi 90. Claro que todavía hay otros 10 que están en lista de espera. A pesar del mal tiempo, los organizadores se mostraron conformes con la respuesta obtenida.
Es que los participantes son aquellos que no fueron calificados en la feria de artesanías de Pichincha y quedaron afuera, y ahora se les abrió una nueva oportunidad para mostrar y vender su producción. Incluso hay artesanos que deambulaban por distintos lugares y al fin encontraron uno de donde no los van a sacar.
Son de Rosario y también vienen de la zona. Es gente que está desocupada y busca algo para poder sobrevivir o tener una alternativa a sus ingresos habituales.
Al parque Alem asiste mucha gente del barrio y también de otros lados que busca el verde para pasar la tarde, y en especial los domingos. Y ahora más, con la inminente temporada de verano ya que pronto se habilitará la pileta. También pasa el público que viene de la Florida y las islas. Y, como ayer, los que asisten al estadio de Arroyito cuando hay partido.
Los hacedores
Al mal tiempo buena cara. Eso era lo que se percibió entre los expositores. Liliana Nakosky pudo vender algo de su bijouterie. Es docente, hace reemplazos y desde hace varios años busca un sitio para mostrar, sin problemas, sus artesanías.
Para Laura López es una "salida laboral" después de que se quedó sin trabajo en una AFJP. Vende velas y bolsos artesanales. Como ella, hay varios que ayer llevaron licores, lámparas, dulces, muñecos y títeres, entre otros productos, que armaron con sus propias manos.
En el stand más buscado por los chicos, el que exhibía títeres de gomaespuma, estaba Nancy, otra maestra, que fue a la feria como un "zafe" a la malaria posdevaluadora.
Walter Alarcón también tiene esperanzas de que en las próximas jornadas el clima ayudará y podrá encontrar alguien que compre las artesanías en madera (llaveros, portalápices, percheros) que prepara en el taller del patio del fondo de su casa.