Durante la experiencia, en pleno centro de la Capital Federal, la policía se llevó un muñeco al que encontró tirado en la calle simulando ser un accidentado y lo sentó en la parte de atrás del patrullero como si fuese un detenido. El muñeco con gorro y bastón blanco, como si fuera un ciego, dejado en la plaza de los Dos Congresos, generó una extraña historia: el joven que lo llevaba fue seguido varias cuadras por la policía, convencida -se supo después- que era un loco con un cadáver al hombro. Pero después, cuando los agentes alcanzaron al joven y se dieron cuenta de que era un muñeco, optaron por contarles la anécdota y compartir la diversión. En Agüero y avenida Corrientes, un muñeco con pantalones rojos, casco de bombero, sentado en el piso y con manchas que simulaban ser sangre, hizo que la dueña de un kiosco dijera que "es un borracho que quiso cruzar la calle y lo mataron". En tanto, en la exclusiva esquina de Schiaffino y Ayacucho, un vecino bajó de su departamento y la emprendió a patadas contra el muñeco, creyendo que era un croto; no contento con esto, cuando vio que un fotógrafo lo apuntaba con su cámara, lo golpeó hasta causarle heridas que obligaron a llevarlo a un hospital. En casi todos los barrios la gente se indignó al ver que los "accidentados" eran muñecos y una mujer se quejó porque "estamos todos muy mal y encima nos traen esto". Una anciana contó que pasó por el lugar con su nieta y que la niña le dijo: "Mirá un hombre muerto", a lo que ella respondió: "No, está durmiendo". Después aclaró que pasó "bien rápido, por las dudas". (Télam)
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