Gabriel González / La Capital
El presidente del Banco Societé Generale, Marc-Emmanuel Vives va en contra de la opinión generalizada. "La mayor parte de los bancos no ganaron tanto dinero en la Argentina", gatilla el ejecutivo, para quien los indicadores de rentabilidad financiera del país durante los 90 estuvieron entre los más bajos a nivel internacional. Además aclara que el Societé Generale, de capitales franceses, quedó al margen de la fiesta de las altas tasas de interés del endeudamiento público. Formado en la administración de empresas pero también profesor de historia, Vives se permite ir más allá en el diálogo que la media de sus colegas banqueros y habla no sólo de la crisis y el Fondo sino del crecimiento de la izquierda en Latinoamérica. -¿Cómo sobrellevaron la salida del Credit Agricole, que en su momento hizo poner todas las miradas sobre ustedes? -Ya pasaron cinco meses a lo largo de los cuales pudimos mostrar que riesgos y costos estaban más o menos bajo control. Pero la verdad es que nuestro grupo está presente en más de 60 países, entre los cuales hay unos 28 emergentes, y la experiencia lleva a acostumbrarse a este tipo de crisis, si bien es cierto que pocas han sido tan fuertes como la de Argentina. En cambio, el Credit Agricole es un banco poco internacionalizado. Lo cierto es que estamos en la Argentina desde 1940 y hemos vivido muchas crisis durante estos 60 años. -De todos modos, las urgencias de los ahorristas todavía están por resolverse. -Yo soy optimista de que se va a poder definir a corto plazo. No sé si será a la satisfacción de todos los ahorristas pero por lo menos vamos a salir del sistema del corralito/corralón. La salida deberá ser paulatina. -¿Necesitarían redescuentos para devolver todo? -De ninguna manera. Sólo queremos manejarlo de un modo prudente pero podremos hacerlo con recursos propios sin pedirle al Banco Central. De hecho prevemos aumentar el límite a 10 mil pesos. -¿Cómo analiza esta actitud de la gente de volver a llevar depósitos a los bancos? -Es una sorpresa pero a medias, porque cuando pasamos momentos difíciles en mayo no dejamos de mantener un buen vínculo con la mayoría de nuestros clientes. Obviamente que había algunos que estaban muy enojados y no puedo decir más que los entiendo, aunque tengamos poca responsabilidad directa con lo que pasó. Aún así sorprende la decisión de la gente. -¿Será por las altas tasas de interés? -No es sólo eso. No se si ocurrirá lo mismo en Rosario y el interior, pero en Capital y Buenos Aires pesa mucho la seguridad. Tal vez la gente razone que ya pasó la catástrofe y no puede volver a repetirse enseguida. -Una cuestión estadística. -La verdad que es un tanto misterioso, también habría que decir que la gente cambió mucho con relación a quince años atrás, porque los niveles de bancarización son hoy mucho mayores. Aún así, entiendo que el factor determinante fueron las altas tasas. -¿Qué puntos les quedan a los bancos a resolver con el gobierno tras la devaluación? -Hay algunas cosas que tendrían que ser de solución inmediata, como el fondo de compensación que se les prometió a los bancos por la pesificación asimétrica. Entiendo que eso está prácticamente definido pero no termina de concretarse, porque nadie toma la responsabilidad de ponerle el gancho al final del contrato. Todos hacen los cálculos pero esto no termina de salir, y es difícil de entender. También esperamos compensaciones adicionales por la no aplicación del CER a una parte de la cartera de préstamos cuando sí se aplica a los depósitos, y también nos preocupan las gestiones que se hacen en el Senado para excluir del CER a una base más importante de préstamos. El tercer frente abierto son los amparos que hubo que devolverlos a dólar libre y no a 1,40 mas CER. Eso significó una pérdida del 50%. -La gente piensa que los bancos ganaron mucha plata en la última década y ahora deberían asumir esas pérdidas. -Eso está instalado muy fuerte pero creo que también contiene una ilusión. Es cierto que algunos bancos hicieron muy buenos negocios pero también es cierto que durante los 90 el negocio bancario en la Argentina fue uno de los menos rentables. Me parece que en el fondo hay mucha gente que piensa que si una empresa gana dinero es algo anormal, cuando en rigor así funciona el capitalismo. -¿Hay un problema cultural? -Claramente y ojo que también vivimos lo mismo en Francia hasta principios de los 80, y era más o menos lo mismo: una empresa que ganaba dinero era algo amoral. Por suerte eso dio un vuelco cuando los socialistas llegaron al poder y le hicieron entender a la gente que era necesario que las empresas ganasen plata. No con beneficios prebendarios ni cifras siderales, pero sí que tienen que ganar. En Argentina, salvo algunas excepciones, los bancos no ganaron tanto dinero. -Hoy eso se convirtió en una virtud. -Padecimos durante muchos años pero ahora tenemos una ventaja. -El negocio bancario se achicó. ¿Cómo van a afrontar esta nueva etapa? -El banco tiene una estructura mediana. Las 60 sucursales que poseemos son apropiadas para el negocio de mañana.
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