Sergio Faletto y Mauricio Tallone / La Capital
Central vivió otro día agitado. Pero ya no por las polémicas. Sino por el trabajo. Desde muy temprano el club Palos Verdes se desbordó de expectativa. Los colaboradores iban y venían de un vestuario a otro, mientras un numeroso grupo de periodistas aguardaban el inicio del nuevo ciclo de Miguel Angel Russo en Central. Y unos minutos después de las 10, estacionó su automóvil en la calle interna del predio el presidente Víctor José Vesco. Toda una señal para la inauguración de una etapa. El titular canalla ingresó al camarín de los jugadores y enseguida se sumó el cuerpo técnico. Se formalizó la presentación. Que fue muy diferente a las anteriores. Porque en esta ocasión el escribano habló bastante. Y cuentan varios testigos que el discurso fue tan realista como descarnado. Porque hizo hincapié en el sufrimiento de los canallas, en la necesidad de salir de esta situación, en que un descenso no sólo representa la devaluación de un club sino también de los propios jugadores, y en que llegó el momento de trabajar muy unidos para garantizar un futuro mejor para todos los centralistas. Luego de este hecho, que provocó sorpresa por el crudo realismo con el que se expresó Vesco, los futbolistas salieron ordenadamente hacia el campo de entrenamiento y detrás de ellos el entrenador con sus ayudantes. Y Vesco dialogó con la prensa. En un contexto de buenas intenciones que bien podría resumirse en las palabras orden y progreso, la fisonomía inicial de la práctica devolvía postales diferentes. Ni mejores ni peores. Distintas. El ritmo, por una cuestión de estilo, fue más intenso. No tanto desde lo físico, pero sí en lo futbolístico (ver página 10). Los tradicionales conos plásticos color naranja y otros diferentes elementos ornamentaron el campo como hacía bastante no sucedía. Y por lógica también cambiaron algunos protagonistas. El preparador físico Guillermo Cinquetti se encargó de su propia presentación. Estableció los parámetros de su rutina. Junto con Russo también volvió el doctor Pablo Colella, claro que en esta oportunidad como jefe del cuerpo médico, todo un reconocimiento a un profesional de Rosario y comprometido con la información certera. Russo inició el día con el objetivo de reafirmar conceptos tácticos. Poniendo énfasis en la necesidad de jugar con un orden determinado. Después de 90 minutos, la tarea concluyó. Pero sólo por la mañana. Porque a la tarde la actividad continuaría. Ya que con el flamante entrenador volvió el doble turno. Russo resumió su plan de acción con frases hilvanadas por su optimismo: "Central es un grande, que está en una difícil situación, de la que se sale tratando de ganar, y para esto es fundamental una marcada contracción al trabajo, siempre con mucha humildad, honestidad y dedicación, buscando el indispensable orden táctico, ratificando las virtudes de este plantel y corrigiendo los errores". El técnico insistió con la necesidad de aunar esfuerzos "porque acá lo primero es Central", y reiteró en cada entrevista y en cada charla informal la palabra "solidaridad". Palabra que quiere grabar a fuego en el consciente colectivo de sus jugadores. Russo ya dio señales muy claras de que algunas cosas deben cambiar indefectiblemente para alcanzar la meta de sacar a Central de esta crisis deportiva. Y aunque declinó a mencionarlas cuando las preguntas fueron directas, en la acción ya las estableció. Además del trabajo a doble turno en algunos días, también el equipo concentrará dos días antes del partido, y lo hará en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria. "No hay mayor tranquilidad que en la propia casa", graficó el técnico. Central ya transita el difícil camino que lo traslade a una situación más cómoda y acorde a la historia de la institución. Los resultados determinarán el destino.
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