Opinión: Los dirigentes son grandes responsables

Luis Castro / La Capital

El ciclo de César Luis Menotti estaba terminado. Nueve partidos sin ganar hacían insostenible su continuidad. De eso no hay dudas. En la vorágine en que se vive en el fútbol argentino, donde sólo importan los resultados, ningún técnico podía aguantar tanto tiempo en su cargo. Más aún en la situación en que se encuentra Rosario Central, hoy por hoy acosado por el promedio del descenso.
Hasta ahí las coincidencias pueden ser grandes. Y más allá del gusto o no por el estilo del entrenador, cabe recordar que la dirigencia acudió al Flaco para, como él dice, evitar que se les "quemara el rancho, por eso buscaron a un bombero para que les apagara el incendio", como le dijo ayer a Ovacion. Y eso es verdad. Porque con su llegada se evitaron las críticas que recaían sobre la actual dirigencia en su momento. Los buenos resultados que siguieron a posteriori permitieron que la gente se olvidara de ellos y de la crisis imperante en Arroyito.
Pero como Menotti es responsable de esta situación, también lo son -y en gran medida- los dirigentes, que desde hace un largo tiempo parecen conducir a las institución sin un destino cierto.
¿Se acordarán del contrato de 400.000 dólares que le firmaron al Flaco? Una cifra millonaria y nada menos que en la moneda extranjera, justo en un momento en que la divisa aumentaba de manera constante. Las palabras para justificar tamaño desliz aparecieron rápidamente. "Se pagará con los sponsors que van a acompañarlo". ¿Llegó alguno? "Habrá partidos internacionales que le generará ingreso de dinero a la entidad". No se jugó ninguno y encima las propuestas que llegaron fueron rechazadas. ¿Y lo de Barcelona? ¿En qué quedó la idea de que Central se convirtiera en filial? Como sucede siempre, todo pasa y todo se olvida de manera increíble.
El ciclo de Menotti había llegado a su fin. No había vuelta atrás. No se podía seguir jugando al fulbito. Era hora "de ponerse el overol", como dijo Luciano De Bruno semanas atrás. Por eso al Flaco, con una cuota de responsabilidad por el presente auriazul, le llevaron la notificación de renuncia a su domicilio.
Los jugadores también tienen una buena parte de culpa, los que en definitiva logran o no los resultados en un campo de juego. Pero los mayores culpables son los dirigentes, esos que con sus decisiones equivocadas llevaron a Central a padecer este momento de total incertidumbre. Encima, ahora fueron a buscar a Miguel Angel Russo (la antítesis de la idea menottista) para que trate de solucionar los problemas. A esa misma persona que meses atrás no tuvieron la valentía de bancarlo cuando la barra autorizó la llegada del ex volante pero apretó y dijo "no" al arribo de José Aurelio Pascuttini.
Por todo esto, así le va a Central.