Año CXXXV
 Nº 49.648
Rosario,
jueves  31 de
octubre de 2002
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Sin laboristas, colapsó la coalición de gobierno israelí
El presupuesto propuesto por el premier Ariel Sharon para los asentamientos precipitaron la crisis

Jerusalén. - Las negociaciones para salvar a último momento el gobierno de unidad nacional israelí del derechista Likud y el Partido Laborista fracasaron ayer definitivamente con las renuncias de los ministros laboristas (entre ellos el de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, y Asuntos Exteriores, Shimon Peres), en disconformidad con la decisión del premier Ariel Sharon de destinar más fondos para los asentamientos judíos que para educación y los jubilados. Con la salida de los ministros laboristas, Sharon se quedó sin la mayoría de los votos en el Parlamento (55 de 120 miembros). Ahora tiene dos opciones: intentar formar un nuevo gobierno recurriendo a los pequeños partidos religiosos de derecha o convocar a elecciones anticipadas, que se celebrarían en 90 días. Según la radio militar israelí, el premier -acérrimo defensor de los asentamientos- no tiene la intención de dimitir. Los comicios generales están previstos en principio para octubre de 2003.
"He hecho todo lo posible para que las negociaciones fueran exitosas, pero sólo hemos escuchado de la otra parte palabras huecas", se lamentó Ben Eliezer, líder del Partido Laborista, que encabezaba una agria disputa con Sharon sobre el presupuesto fiscal del 2003, especialmente en lo referente a la ayuda financiera a los asentamientos judíos en la Franja de Gaza y Cisjordania. Sharon, quien debe formar ahora un nuevo gobierno a partir de sus escasos partidarios o convocar a elecciones adelantadas, dijo en el Parlamento que los disidentes de su coalición "colocaron la política por encima de los intereses nacionales" y prometió "continuar liderando responsablemente al Estado".
Los cinco ministros renunciantes, además de Peres y Ben Eliezer, son el de Cultura, Matan Vilnai; de Industria, Dalia Itzik, y de Transportes, Ephraim Sneh. Las dimisiones entran en vigor formalmente en un plazo de 48 horas.
El premier explicó que su derechista partido Likud y el Laborista estuvieron a punto de alcanzar un acuerdo sobre los fondos para los asentamientos judíos en territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza, pero los laboristas renegaron del pacto en el último minuto "por razones meramente políticas".
El presupuesto fue aprobado luego en la primera lectura, por votación de 67 a favor y 45 en contra, con dos abstenciones. Los diputados miembros del Partido Laborista votaron en bloque contra el proyecto.
El líder laborista había amenazado con retirar del gabinete a los ocho ministros de su agrupación si Sharon se negaba a recortar el apoyo financiero a los asentamientos judíos en 700 millones de shekels (unos 150 millones de euros). Hablando ante el Parlamento, Ben Eliezer instruyó a los diputados laboristas para que voten en contra del proyecto presupuestario del gobierno. La votación ya había sido aplazada ayer en dos ocasiones para dar oxígeno a las negociaciones entre los socios de gobierno. Finalmente, Sharon rechazó cualquier compromiso que pusiera en igualdad de condiciones financieras a los asentamientos, fuertemente subvencionados, y las empobrecidas ciudades israelíes que albergan miles de inmigrantes. "Para Sharon son más importantes los colonos que los ciudadanos israelíes", criticó el jefe de los diputados laboristas.

Sin mayoría parlamentaria
Pero a pesar de la oposición laborista, Sharon logró superar la primera de las tres votaciones necesarias para aprobar definitivamente el presupuesto 2003, que prevé un drástico ajuste, de 269.800 shekels (58.000 millones de euros), en sintonía con la profunda recesión de la economía israelí. Sin los 25 diputados ex socialistas, la coalición derechista que lidera Sharon ya no dispone de una mayoría. El bloque de partidos de ultraderecha Unión Nacional/Nuestra Casa Israel apoyará sin embargo a Sharon con sus ocho escaños.
Los observadores críticos han señalado que en esta crisis Ben Eliezer ha buscado reforzar su posición de liderazgo en el Partido Laborista, en su mayoría conciliador en relación con los palestinos, de cara a las internas laboristas del próximo 19 de noviembre. El ministro de Defensa renunciante ha sido acusado de apoyar con demasiado entusiasmo las políticas duras de Sharon. Ben Eliezer adoptó una postura distinta a comienzos de octubre, cuando ordenó el desalojo de 24 de los 120 asentamientos no autorizados en Cisjordania. El desmantelamiento de esos asentamientos y el congelamiento total de la expansión de asentamientos es una exigencia clave de la más reciente propuesta internacional de paz para la región.
Sharon, por su parte, deberá hacer frente también a un reto interno, ya que el ex premier Benjamin Netanyahu intenta regresar al poder con el apoyo de la línea dura, incluido en el seno del Likud. Estos "halcones" creen que Sharon duda demasiado en sus políticas respecto a los palestinos. (DPA y Reuters)



El ministro de Defensa y Sharon no consensuaron.
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