Elbio Evangeliste / La Capital
En el nombre de la Tota, de don Diego y de su amor. Oremos. Dieeegooo, Dieeegooo". Con estas palabras, con la invocación al Dios del fútbol de parte de los sacerdotes Alejandro Verón y Hernán Amez, comenzó una noche de locura. Y sí, el ingenio popular no tiene límites. El amor hacia Diego Armando Maradona tampoco. Por eso, cuando la pasión supera la razón, la locura llega hasta límites insospechados. Si no basta con hacer un recorrido sobre la celebración de la Navidad maradoniana, a la que dieron vida más de 200 personas anteanoche en un bar del macrocentro rosarino. Fue una noche en la que muchos sentimientos se conjugaron en la misma dirección: la devoción hacia Diego Maradona. Es que la Iglesia Maradoniana celebró su segunda Navidad, por supuesto el mismo día del cumpleaños del mejor jugador de dio el fútbol argentino. ¿Qué es la Iglesia Maradoniana? Una de las tantas locuras que parió el fútbol. Una locura que se inició a mediados de 1998 (después del Mundial de Francia) con el simple objetivo de retribuirle a Diego sólo una parte de todo lo que él le dio al pueblo argentino (ver aparte). Y los locos se juntaron por segunda vez a celebrar la Navidad maradoniana. A la fiesta asistieron no sólo los amantes del morochito criado en Villa Fiorito, sino varios personajes del fútbol cercanos a él. Entre ellos, Juan Carlos Montes, entrenador de Argentinos Juniors cuando Diego hizo su debut en primera división; Héctor Rodolfo Veira, actual director técnico de Newell's y entrenador de Maradona en Boca Juniors; Esteban Pogany, ayudante de campo del Bambino y compañero del Diez; y Walther Cattáneo, presidente de Newell's cuando Maradona vistió la casaca rojinegra. Obviamente la cena fue una excusa. Lo importante era reunirse para celebrar el cumpleaños de Diego, pero de una manera especial. Así como los fieles de la Iglesia Católica lo hacen el 24 de diciembre para recibir el nacimiento de Jesús, ellos lo hacen los 29 de octubre, horas antes del nacimiento del Dios del fútbol. La fiesta tuvo varios condimentos, entre ellos la palabra de los invitados anteriormente mencionados, un minirrecital de Leonel Capitano -hijo del Toto, Salvador-, quien cantó un tango que le compuso al ídolo, una murga que apareció después del brindis navideño y una comunicación telefónica con Francis Cornejo, entrenador de Maradona cuando jugaba en el equipo de los Cebollitas. Aunque claro, el momento más importante hubiese sido lograr la palabra del propio Diego, cosa que no pudo ser (ver aparte). Pero los momentos de mayor éxtasis fueron sin duda cuando el reconocimiento y la devoción se traducían en un conmovedor revoleo de camisetas con la música de fondo de los temas que el Potro Rodrigo y Juanse, el líder del grupo Los Ratones Paranoicos, compusieron especialmente para el ídolo. Así, entre gritos, cánticos y mucha, mucha locura, se fue consumiendo la noche. Una noche en la que los maradonianos fueron partícipes de una navidad especial. Tan especial como la magia del Diego.
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