Fernando Toloza / La Capital
Pablo Trapero está contento. Su segundo filme se convirtió en uno de los éxitos del cine argentino del año, e incluso se barajó su nombre para ser enviado a pelear por una candidatura al Oscar. El director supo que tenía material caliente al hacer un filme que tocase el tema de la policía de Buenos Aires, una de las más cuestionadas del país, pero no se asustó y hoy sostiene que el filme buscó un tono neutro, sin tratar de ser un crítica a esa fuerza de seguridad sino más bien el relato de la vida de un joven bonaerense. "La policía siempre se convierte en un tema de discusión y eso hace que se depositen en ella un montón de cosas que no tienen que ver con la película sino que son parte de nuestra desgraciada historia", dijo Trapero. El filme, con contó con apoyo de la productora Pol-ka de Adrián Suar , cuenta las vida de Zapa, un joven cerrajero que colabora sin querer en un robo y para zafar de la cárcel es ingresado, gracias a la influencia de un pariente, en la Bonaerense, donde descubre otro mundo. La película está protagonizada por Jorge Román, Mimí Ardú y Hugo Anganuzzi, además de los padres del director y él mismo en pequeños papeles. -¿"El bonaerense" cambia el universo melancólico de "Mundo Grúa"? -Al final son la misma historia. Tanto el Rulo de "Mundo Grúa" como el Zapa de "El bonaerense" intentan construir un futuro a pesar de que la realidad se los hace cada vez más difícil. En los dos casos, a medida que avanza la película, la cosa se les pone más hostil. Igual, tienen mundos muy diferentes, pero la historia final es muy parecida. Más que melancólica "El bonaerense" es más violenta, intensa y amarga que "Mundo Grúa". -¿Por qué volvés a trabajar con actores no conocidos? -Me interesaba que la gente, al ver la película, no tuviese que esforzarse por olvidar la cara que veía. Eso es fundamental para que tu relación con la película y su historia se dé en forma más directa. Si en vez de Jorge Román en el papel de Zapa hubiese estado una cara más familiar, creo que al público le hubiese costado mucho más aceptar la historia de este cerrajero que llega de la provincia de Buenos Aires y se hace policía. Es algo muy común en el cine que empleés mucha parte del tiempo de una película para olvidarte de quien es el actor y en qué otras cosas lo viste. -¿No tuviste miedo de trabajar una historia relacionada con una de las policías más cuestionadas del país? -No, porque tenía que ver mucho con el interés de conocer un poco más ese mundo y sobre todo el período en que una persona pasa de ser un civil, como ellos nos llaman a nosotros, a ser un uniformado. En muchas partes de la película recibimos colaboración de la policía, sobre todo en lo que tenía que ver con entrenamiento, uso de patrulleros y uniformes, y de hecho en la película actúan algunos policías. -¿Que sabían ellos? -Nos llevó un año explicarles el proyecto y hacerles entender que la película no iba a ser un documental sobre la policía ni algo institucional. Ellos querían saber, además del tema, qué se iba a ver de las partes en que ellos colaboraron. Pero se pudo trabajar bien y de hecho los que colaboraron fueron al estreno. Fue un momento especial porque cada uno se fue con una idea diferente de la película. -¿Qué sentís cuando te incluyen dentro de la categoría nuevo cine argentino? -A pesar de la crisis que nos toca vivir, es un momento para festejar en el cine. "Lugares comunes", de Adolfo Aristarain, "Un oso rojo", de Adrián Caetano, y "El bonaerense" son las películas que más espectadores están llevando en estos momentos. Las películas argentinas ganan premios en los festivales y se estrenan filmes como "La libertad" o "Caja negra". Todo eso es algo para festejar y el título que cada uno le ponga a eso es un problema de la persona que se encarga de rotular esas cosas. Pero es innegable que es algo bueno que está sucediendo y creo que habría que dejar de cuestionar para empezar a celebrar que las películas se vean acá y sean aceptadas en los festivales de todo el mundo. Ya no se trata de una curiosidad sino de un hecho. El nombre que se le quiera dar me tiene sin cuidado, y la discusión es un producto de la existencia del cine argentino. -¿Por qué pasa en el momento más dramático del país? -Justamente pasa por eso. A largo de la historia del cine ves un montón de ejemplos, el más obvio es el del neorrealismo italiano, donde se empezaron a hacer grandes películas después de una guerra que no había dejado nada, y la gente salía a filmar las historias que estaban pasando en la calle. Lo que está pasando no es casual, pero tampoco responde a una idea teórica en común. La situación hace que la gente sienta como necesarias algunas películas argentinas que intentan dar, sin complacencia, un punto de vista sobre la realidad. Esto refleja no solo lo que los directores quieren filmar sino lo que gente quiere ver y discutir. -¿Cómo le propusiste a tus viejos actuar en la película? -Con mis viejos, y también mi abuela, ya habíamos trabajado en un corto, "Negocios", que es una historia en el negocio de repuestos de mi viejo. El y el Rulo de "Mundo Grúa" eran los protagonistas. También actuaban los clientes del negocio y dio el puntapié para "Mundo Grúa". En esta no había filmado con mis viejos y quería volver a hacerlo, por eso los incluí en "El bonaerense". A mi vieja le propuse actuar un par de horas antes de filmar y con mi viejo fue más o menos parecido. Es una manera de compartir con ellos un montón de momentos y evitar un poco esa separación entre mi vida y la de ellos. -¿A ellos les gustan tus películas? -(Risas) Sí, al menos dicen que sí, pero no sé si son muy objetivos. -¿De qué forma llegaste a Damas Gratis, que hace la banda de la película? -Durante la filmación en el Gran Buenos Aires, varias personas del equipo escuchaban Damas Gratis todo el día. Estábamos en Suipacha, donde y para despertarnos el asistente de producción nos ponía todas las mañanas Damas Gratis. Le tomé mucho cariño a la música pero por otro lado, en la vida cotidiana, en cualquier esquina del Gran Buenos Aires escuchás esta música. Me pareció que era muy representativo de la película porque "El bonaerense" no es sólo la historia de un policía, sino que principalmente es la historia de una habitante de la provincia de Buenos Aires. Esta ambigüedad con la palabra es un poco el tema de la película: la gente tiene asociada la palabra con la policía y sin embargo hay diez millones de personas viviendo en la provincia y que son bonaerenses. Le propuse la idea a Pablo Lescano y aceptó. -¿No sentiste que la gente que iba a ver la película no era justamente la que escuchaba Damas Gratis? -Curiosamente, la película está andando muy bien en la provincia de Buenos Aires, y es para mí una gran noticia que la película salga del circuito más cinéfilo y llegue a la zona donde se hizo. Ese era el objetivo de la película, que haya cercanía para que cualquiera pudiese participar del filme sin quedarse afuera como el espectador de un documental antropológico.
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