Año CXXXV
 Nº 49.646
Rosario,
martes  29 de
octubre de 2002
Min 11º
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Editorial
El giro a la izquierda en Brasil

El categórico triunfo en Brasil del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luis Inácio Lula Da Silva, ha desatado enormes expectativas de cambios, no sólo en su territorio, donde lo esperan desafíos históricos, sino también en toda Sudamérica, ya que se trata de la nación más poderosa de nuestro continente, de la cual ningún país puede sustraerse, tanto en el terreno político como en el económico.
El camino construido por Lula para alcanzar el poder es un verdadero compendio de enseñanzas políticas, innovadoras, a prueba de teorías y fuera de los esquemas tradicionales. Habiendo nacido en la pobreza absoluta y con sólo dos años de educación primaria, este oficial de tornero llegó a ser líder de los trabajadores metalúrgicos en San Pablo y en 1980 se animó a fundar su partido político, el PT. Tras haber sido derrotado tres veces en elecciones presidenciales, y con la gran experiencia obtenida en la administración de varias gobernaciones, logró elaborar un discurso de transformación basado en la paz y el sentido común, que lo puso en segunda vuelta con un amplio margen, y que se amplió anteayer, luego de una política de alianzas con la que sumó el apoyo de sectores francamente liberales. A partir del 1º de enero, entonces, la izquierda, elegida democráticamente, gobernará Brasil, presidida por un obrero, que conoce más que nadie la exclusión, el hambre y la inseguridad y que deberá dar fuerte lucha contra ellas, del mismo modo que lo hizo con su propia vida.
Por sus postulados de campaña reivindicando el Mercosur y prometiendo fortalecerlo, el triunfo de Lula puede implicar para la Argentina una posible ayuda para salir de la crisis. Desde hace años se viene pregonando que la integración regional de los países es un proceso ineludible, como lo enseña la Unión Europea, ya que es la única alternativa para obtener mejores condiciones de negociación internacional, sea en materia de deuda externa, en comercialización de productos, como en la defensa de intereses estratégicos. Sin embargo, el Mercosur, que tomó fuerte impulso en los noventa, se fue debilitando poco a poco producto de políticas económicas disímiles para enfrentar las crisis internas. Ahora se presenta una excelente oportunidad para darle un nuevo impulso.
Por lo demás, no deja de sorprender la tranquilidad con que la comunidad internacional tomó este triunfo, tal vez por lo previsible, aunque la abrumadora cantidad de votos que recibió Lula no deja resquicio alguno y, naturalmente, es el gran capital que posee para avanzar sin miedo hacia las transformaciones prometidas.


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