El Etna, el volcán más alto de Europa, situado en Sicilia, experimenta desde hace dos días la erupción más espectacular registrada en los últimos años, lo cual despierta temor de las localidades vecinas cuyos habitantes no estaban directamente amenazados hasta ayer. Hacía tiempo que el volcán del este de Sicilia no resurgía con tanto ímpetu, recalcan algunos volcanólogos, como Giuseppe Luongo, director del departamento de Geofísica y Vulcanología de la Universidad de Nápoles.
Mientras tanto, las imágenes del manto terrestre agrietado, como si se hubiese resquebrajado por la presión de la lava incandescente escupida con fuerza por varios cráteres, hicieron las delicias de televidentes italianos y extranjeros por su vistosidad.
Una serie de más de 200 sacudidas sísmicas precedió el despertar del volcán y además provocó la apertura de la tierra en dos lugares, lo que constituye un fenómeno poco común. Una de las fracturas afecta al flanco sudeste, donde se había producido una gran erupción durante el verano de 2001, a 2.700 metros de altura. La otra se produjo en la vertiente noreste, más arriba de la estación de esquí de Linguaglossa, entre 2.300 y 2.500 metros de altura. "Todo esto nos permite pensar que el conjunto del volcán está en plena agitación", subrayó Luongo.
El sistema de vigilancia Poseidón, instalado en uno de los flancos del Etna, se puso en estado de alerta y ausculta constantemente el volcán. En cuanto a la seguridad, los 5.390 habitantes de Linguaglossa son quienes viven de cerca el peligro puesto que sus principales recursos dependen de la agricultura y el turismo. Las escuelas fueron cerradas por dos días en esa localidad, pero las iglesias permanecerán abiertas para acoger a los fieles.
Tratan de evitar el pánico
La lava, que avanza a un ritmo de 10 metros por minuto, ya cubrió anteayer instalaciones de esquiadores cercanas al volcán, pero aún así las autoridades optaron por evitar el pánico. "La situación está bajo control", afirmó Nello Musumeci, presidente de la provincia de Catania, precisando que las zonas habitadas no están en peligro.
Helicópteros y otros aparatos intentan desde hace dos días combatir el incendio que se declaró en el pinar vecino a causa de la lava, mientras unas sesenta palas mecánicas fueron enviadas a la pendiente para hacer frente al avance del magma. Su misión consiste en crear diques para contener y desviar el río de lava abrasador de hasta 400 metros de largo y seis de espesor. Por su parte, la prefectura de la región se apresuraba a preparar un plan de intervención junto con protección civil. (AFP)