Dentro del marco informativo normal en la redacción de un diario, que habitualmente se circunscribe a la más inmediata y cercana coyuntura, ciertas noticias eluden esta pauta y conmueven fibras profundas, vinculadas a la más raigal memoria histórica. Una de ellas fue, sin dudas, la reapertura de la legendaria biblioteca de Alejandría. Acaso no todos quienes deberían hacerlo se encuentren conscientes del poderoso significado simbólico que revistió este hecho: en el año 638, por orden del califa Omar, y después de haber sufrido en el pasado las consecuencias de varios incendios, el reservorio de libros más importante de la Antigüedad fue destruido hasta sus cimientos. Ahora ha renacido de las cenizas. Los encargados de tan ciclópea tarea, que costó un total de cuatrocientos millones de dólares, difundieron el concepto que sostuvo y alimentó su trabajo: "Un vínculo hacia el pasado y una abertura hacia el futuro".
En la maravillosa ciudad egipcia, fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C., estaba la biblioteca original, cuya construcción comenzó el general griego Ptolomeo I, rey de Egipto, en el 290 a.C. Allí se hallaban, entre otros tesoros de incalculable importancia, las obras de los grandes filósofos clásicos -como Platón y Aristóteles-, dramaturgos -Sófocles y Eurípides-, historiadores -el genial Tucídides- y científicos -como Hipócrates y Euclides-. La leyenda atribuye al califa Omar una frase célebre, modelo de la intolerancia y la ceguera culturales: "Si los escritos de los griegos coinciden con el Corán -se asegura que dijo-, son inútiles y no es necesario conservarlos. Y si no coinciden, entonces son perniciosos y deben ser destruidos". Similar nivel de destructividad gratuita practicaron muchas dictaduras del recientemente finalizado siglo veinte. En este caso, nada menos que setecientos mil papiros manuscritos fueron reducidos a polvo. Y con ellos, una parte crucial de la memoria humana.
Pero la historia, en este caso, ha demostrado poseer un poder redentor. Y aunque ciertas obras excepcionales (¿la controversial "Comedia", de Aristóteles, entre ellas?) desaparecieron para siempre de la faz de la Tierra en ese pavoroso momento del pasado, la reconstrucción de la biblioteca -que ahora es un imponente y ultramoderno edificio- abre un espacio que permite recrear la esperanza.