El maratonista siempre está dispuesto a correr, sin importarle cuál es el estado del tiempo. Al fin y al cabo, las pruebas de calles son una de las pocas actividades que por más que se llueva todo no se suspenden. No ocurrió así con la carrera que debía correrse ayer. Porque más allá de que los organizadores, San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros Generales, decidió aplazarla para el próximo 10 de noviembre por las contingencias climáticas, la mayoría de los atletas optaron por recorrer igual los 11 kilómetros. Sorteando vehículos a su paso, ya que los controles de seguridad tampoco estuvieron en su lugar a raíz de esta postergación. Cuando llegó la hora de comienzo del maratón, a beneficio del Hogar de Menores Madres y los hogares de tránsito, una persistente pero tenue llovizna hizo decidir a los encargados de la competencia pasarla para más adelante, "porque las calles tenían abundante agua", según alegaron. No opinó lo mismo uno de los hombres ligados al atletismo rosarino, quien confió que "la suspensión de un maratón siempre tiene que ser la última de las medidas". Disconformes con la resolución, pero siempre dispuestos a competir, cerca de 200 atletas hicieron caso omiso a la suspensión y se lanzaron a correr. Es que había que justificar el esfuerzo de estar. Y de venir en varios casos de localidades vecinas, como fue lo que ocurrió con Aldo, que llegó desde Roldán. Otros pegaron la vuelta sin pena ni gloria, como Luis Arias, que corrió el sábado en el maratón en Bolívar y alargó su viaje hasta su San Jorge por un día más para correr en Rosario. En cambio, Anabella formó parte del grupo que no puso reparos a la lluvia. Más que nada "porque cambié mi turno de trabajo para estar". Empapados y mojados por el sudor y las gotas que caían cada vez más fuerte, los primeros en arribar a Italia y Wheelwright aguardaron estoicos a sus compañeros, aplaudiendo a rabiar el esfuerzo de los que iban llegando, mientras que desde los vehículos hacían sonar las bocinas en señal de reconocimiento. Atrás habían quedado los 11 kilómetros, que tuvieron como aditamento los autos que circulaban por lo que debió ser el circuito y que debieron esquivar, ante el grave riesgo de que alguno de los atletas sufriera un accidente. Los que corrieron, y los que no, seguramente estarán el 10 de noviembre cuando el maratón, con banderilleros y seguridad, se concrete de manera oficial. Aunque los atletas ya cumplieron su cometido.
| Los atletas esperaron el inicio de la competencia. (Foto: Sergio Toriggino) | | Ampliar Foto | | |
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