La empresa "X" colabora desde hace dos años con una entidad que defiende la supervivencia de los animales silvestres. La empresa "Y" decidió que todos sus empleados, desde los gerentes hasta la telefonista, donen todos los meses dos horas de su trabajo para ayudar a un hogarcito de ancianos. Desde hace varias décadas la empresa "Z" ayuda económicamente a jóvenes artistas plásticos. ¿Qué tienen en común todas esas compañías? Su predisposición a trascender los límites de la actividad comercial e involucrarse en tareas que tengan un impacto positivo en la comunidad en la que se desarrollan.
Sin embargo, más que un acto de altruismo, la responsabilidad social de una empresa (RSE, tal la sigla que identifica el concepto) es entendida, especialmente en países desarrollados, como una obligación que no sólo implica deberes sino que tiene como contrapartida una serie de beneficios que pueden mejorar la facturación y el posicionamiento de la compañía en el mercado.
¿Qué pasa en Argentina? La crisis económica y social que vive el país genera una situación paradójica. Cuando más hay que pensar en cómo aportar un granito de arena para hacer menos difícil la vida de la comunidad, los empresarios están atajando tantos frentes abiertos que se alejan de la posibilidad de disponer energías y dinero para este tipo de actividades. Por eso, la mayoría de las firmas que tienen incorporadas acciones de estas características pertenecen al grupo de las grandes empresas con un determinado nivel de organización y facturación.
La Capital consultó a empresarios, especialistas en el tema y consultores y se encontró con defensores de la propuesta de concientizar a las empresas nacionales sobre la importancia de la RSE pero también con quienes piensan que en la Argentina de hoy, dedicarle tiempo a esto es un sinsentido.
De todos modos, hay cuestiones en las que todos coinciden como el hecho de que ser responsable socialmente no se circunscribe a poner una cierta cantidad de dinero para "quedar bien" o "salir en la foto" sino que el compromiso a asumir es mucho más profundo y debe reflejar una posición frente a la sociedad y frente a la vida.
Los promotores de la responsabilidad social empresaria consideran que debe tomarse como un plan a seguir con el fin de obtener objetivos concretos, y en algunos países hasta se otorgan certificados de calidad sobre la materia.
Por definición, una empresa socialmente responsable es aquella que además de cumplir con las tareas propias de su actividad comercial no descuida sus obligaciones éticas y legales, toma decisiones en el marco del respeto por la gente y la comunidad, se vincula con organizaciones no gubernamentales (ONG) y le dedica especial atención al cuidado del medio ambiente.
Si bien hay muchísimas firmas que siguen al pie de la letra los requisitos que implica ser responsable socialmente (y lo hacen de manera habitual y silenciosa), en los últimos meses el tema de la RSE está adquiriendo cierta relevancia. Una "movida" internacional, que tiene sus seguidores en el país y en la región, pretende instalar conciencia en el sector privado de la importancia y el impacto positivo que tiene, no sólo ser responsable socialmente, sino además, demostrarlo.
El objetivo es que la RSE se establezca como una política más a seguir en la empresa.
En el mundo, y ahora también en el país, hay entidades o consultoras que se dedican especialmente a orientar a las firmas en este sentido y a vincular a las ONG con las distintas compañías para que en forma conjunta encaren actividades que les sirvan tanto a unas como a otras.
En países como Francia hasta las pymes tienen armada su política en RSE. Ahora, ¿qué chances tiene un empresario argentino de organizar en este momento estas tareas? Para cumplir el objetivo, ¿alcanza con colaborar a través de donaciones? ¿Qué beneficios recibe una compañía que apuesta a cumplir con su responsabilidad social? ¿Es sólo una cuestión de imagen?
Lo que se puede hacer
En Rosario funciona un programa denominado "Hacer" que justamente tiene como fin convertirse en un puente entre las ONG y el sector privado para abordar en conjunto distintos proyectos sociales.
"Hacer" ya cuenta con la participación de una decena de empresas de la zona, fundaciones y entidades (entre ellas, Red Solidaria de Organizaciones Comunitarias de Rosario, Cáritas, Cordic, Hogar del Huérfano, Fundación Camino, Parroquia Natividad del Señor), y son muchos los empresarios que se acercaron para consultar de qué se trata el emprendimiento.
Desde la entidad, que funciona en las instalaciones de la Fundación Libertad, aseguran que pretenden "ser un lugar de encuentro entre la oferta y la demanda de recursos destinados a actividades sin fines de lucro; ser capacitadores de las ONG para que mejoren su rendimiento" y operar, a la vez, como "asesores de las compañías para que puedan optimizar los recursos propios destinados a colaborar con la sociedad en la que se desarrollan".
Entre las metas que se propusieron está la de crear un "banco de recursos" en el que se reflejen, por un lado, las necesidades de las distintas ONG, y por otro, los recursos que las empresas están dispuestas a aportar para cumplir con su parte de responsabilidad social.
Manos a la obra
En Rosario hay experiencias que demuestran que hay muchas empresas interesadas en traspasar los límites estrictamente comerciales. Como ejemplo se pueden citar las más de 50 compañías que colaboran con Junior Achievement, una fundación que despliega actividades extra curriculares para alumnos de escuelas públicas y privadas.
Las compañías que se sumaron a esta propuesta no sólo hacen aportes económicos sino que los integrantes de los niveles gerenciales donan su tiempo para llevar adelante cursos, charlas u otras tareas que les permitan a los chicos desarrollar sus habilidades y codearse con el quehacer de la actividad privada de distintos rubros.
Otra empresa que viene trabajando en la constitución de una estrategia en materia de RSE es General Motors. La automotriz puso en marcha este año una campaña en la que amalgamó una acción de marketing con un emprendimiento solidario. Para promocionar sus vehículos 4x4, GM organiza misiones benéficas en las que participa personal de la empresa y clientes, que consisten en llevar alimentos no perecederos a entidades de bien público. El objetivo es entregar 16 mil kilos de alimentos a lo largo del año y continuar con el programa durante todo 2003 en distintas provincias argentinas.
Como actividad grupal se puede citar a las tareas que lleva adelante el Grupo Trascender, conformado por un centenar de empresarios locales que se unieron para afianzar los lazos del sector privado regional y llevar adelante actividades en el ámbito social con un objetivo central: fomentar la cultura del trabajo.
En ese sentido, realizaron distintos eventos que permitieron juntar fondos para proyectos productivos y hacen habitualmente encuentros con diversos sectores de la sociedad para escuchar sus necesidades y evaluar cómo pueden trabajar en forma conjunta.
Pero también está el caso de Jorgito, un pequeño comerciante del rubro "almacén" que desde hace años organiza en forma sistemática actividades solidarias con personas del barrio y todos los días promociona sus productos en carteles donde además se toma el trabajo de exponer enseñanzas "para la vida", chistes, y recomendaciones para ser un mejor ciudadano.
"Un viaje para el ego"
"En general, este tema ha sido mal manejado en Argentina. Hay muchos que creen que son expertos y lo único que hicieron fue leer un par de libros extranjeros sobre responsabilidad social. Lo que no tienen en cuenta es que en los países del primer mundo están en la decoración de la casa y nosotros estamos viendo si podemos juntar unos pesos para comprar el lote", dice sin vueltas el consultor Tom Wise al referirse al tema.
¿Qué significa para Wise hablar de RSE en la Argentina de 2002? "La mayor responsabilidad social de una empresa que opera en este país es garantizar la estabilidad de sus empleados, no perder un sólo cliente para no tener que suspender o despedir", afirma.
El consultor agrega que es un despropósito "llenarse la boca hablando de lo que significa ser socialmente responsable y después no cumplir con las obligaciones para con la propia gente, lo que hacen unos cuantos".
Asegura que "conozco casos insólitos, ridículos, empresarios que ponían plata porque a la esposa se le ocurría invitar pintores extranjeros con el fin de fomentar la cultura latinoamericana cuando al mismo tiempo estaban suspendiendo personal". "¿De qué sirve colaborar con un comedor cuando esa plata se puede destinar a mejorar las condiciones de los empleados?", se pregunta, y a la vez señala que "no es verdad que los clientes valoren tanto si una empresa colabora o no con obras benéficas".
Wise está convencido de que para muchos empresarios el único beneficio de encarar estas tareas "es un viaje para el ego".
Más allá de las posiciones de unos y otros, el tema de la RSE se está instalando y corresponde a los empresarios preguntarse, al menos, qué están haciendo al respecto.