Año CXXXV
 Nº 49.628
Rosario,
domingo  13 de
octubre de 2002
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Los argentinos y la voluntad

Alejandro Rofman integra el denominado Grupo Fénix, junto a otros reconocidos economistas e investigadores de prestigio, quienes elaboraron justamente el Plan Fénix. Consultado sobre las posibilidades de poner en práctica esa propuesta, Rofman es optimista.
-¿Usted ve a la sociedad y al país en condiciones de adoptar al Plan Fénix?
-No me cabe la menor duda. Creo que si hay un proyecto con este perfil, y explicitado por voceros que tengan legitimidad como es la universidad pública, se puede.
-Pero la universidad no gobierna, ni maneja empresas, ni es convocada con asiduidad por quienes toman decisiones.
-Esta tiene que ser una estrategia integral. El equipo que produce y sigue actualizando el Plan Fénix está convocando a todos los sectores económicos, sindicales, del conocimiento, de la educación, para mostrarles nuestras ideas, que son muy simples. Tenemos que reorientar el proceso de crecimiento de la sociedad argentina sobre bases que permitan satisfacer las necesidades básicas de toda la población. Tenemos que empujar la producción, lo cual obliga a adaptar ese proyecto a la creación de conocimiento, la educación, el financiamiento, hay que ajustar a un proyecto nacional todas las dimensiones que hagan consistentes ese proyecto.
-La pregunta es si la sociedad argentina puede hacerlo.
-Los argentinos tenemos defectos pero creo que también tenemos muchas virtudes. Yo no soy joven y fui testigo y partícipe de una etapa del crecimiento económico argentino que tuvo la virtud, entre los años 1963 y 1974, de transcurrir 12 años de crecimiento ininterrumpido. Se generaron los niveles más altos de empleo y ocupación, la mejor distribución del ingreso y el más alto valor del salario real. Era una sociedad con profundos desajustes pero que se mostraba en ascenso, con capacidad de asociarse, de adherirse a un proyecto de desarrollo. Pero tiene que haber legitimidad de quienes lo convocan, la certeza de que el proyecto va a producir beneficios equitativos a la sociedad, y no que se los va a quedar un grupo especulador financiero como pasó en estos últimos 15 años. No es imposible avanzar con la capacidad de recursos que hay en la Argentina. Es una visión optimista del futuro argentino y no me bajo de ella.


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