La salud de gran parte de los vecinos del barrio "de la hermana Jordán" es atendida en dos dispensarios. Uno de ellos, el Juana Azurduy, es municipal. El otro, Paulo VI, depende del gobierno provincial. En el barrio también funciona el Centro Comunitario María Madre de la Esperanza, una institución que depende de la hermana María Jordán y en el que trabajan voluntariamente médicos, odontólogos y nutricionistas. Allí también funciona un comedor donde se alimenta a 800 personas por día y una escuela de alfabetización y nivelación para adultos (se los nivela al 7º grado y se les da el certificado). La demanda los obligó a descentralizar sus tareas y ahora tiene dos centros más: el Juan Pablo II, camino al puente Sorrento, y el Sagrado Corazón de Jesús, en un espacio entre Campbell y Barra. En los últimos meses también se reabrió el hogarcito para chicos desnutridos, un centro para atender a los menores que fueron internados y corren peligro de volver al hospital en forma inminente por la falta de cuidado. Funcionó hace dos años y cerró por falta de recursos. Ahora reabrió y atiende 25 casos graves. Los voluntarios se multiplican y hoy son más de 40 personas. En el lugar también funcionan al menos cuatro iglesias evangélicas y ninguna católica.
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