Año CXXXV
 Nº 49.627
Rosario,
viernes  11 de
octubre de 2002
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La escritora rescató el papel de los medios del interior y fustigó a los porteños
Wornat: "Storni fue obligado a renunciar por un sector de la Iglesia argentina"
Señaló que su libro coincidió con un momento de depuración muy ansiado por la curia

Andrés Abramowski Carlos Pulvirenti / La Capital

"Storni no renunció porque quiso, hubo una operación de la Iglesia para ello", disparó la escritora Olga Wornat, antes de presentar ayer en Rosario su libro "Nuestra Santa Madre", cuyo capítulo dedicado a los presuntos abusos sexuales a seminaristas por parte del arzobispo Edgardo Storni destapó el escándalo que concluyó con su dimisión al frente de la diócesis de Santa Fe. La periodista afirmó que su trabajo simplemente blanqueó "algo que sabía toda la ciudad", ya que no hizo más que indagar y profundizar sobre la investigación que en 1994 el Vaticano encomendó al obispo mendocino José María Arancibia, que había quedado en el olvido hasta hace dos meses cuando se presentó su trabajo en Santa Fe.
-¿Se imaginaba este desenlace?
-La verdad que no, porque Storni era el amo y señor en Santa Fe y todo el establishment había pactado con él. Tenían los cargos que querían por su apoyo, había negocios mutuos. No descubrí nada, sólo publiqué lo que hablaba toda la ciudad en secreto, desde el taxista hasta el barrendero. Y en la sociedad había mucho miedo, nadie le decía "Storni", le decían "monseñor". Pero cuando presenté el libro en la feria algo cambió: primero un catequista se levantó y dijo que la culpa era de ellos porque seguían aplaudiendo sus homilías a pesar de saber todo. Y cuando me fui la gente me seguía haciendo denuncias. Pero nunca creí que iba a terminar renunciando. Si esto no se hubiera blanqueado, Storni hubiera seguido allí, con la sociedad puteando por lo bajo, porque la gente iba cada vez menos a las misas.
-Este final tiene que ver con el cambio de postura del Vaticano sobre el tema.
Se dio en el momento justo, pero el capítulo de Storni lo escribí un año antes del escándalo en Estados Unidos y de la tolerancia cero que declaró el Papa. Incluso al saber eso temí que alguien escribiera sobre el tema antes que saliera mi libro, porque en Santa Fe era vox populi.
-¿Alguna interna de la Iglesia argentina influyó en la caída de Storni?
-Están quienes piensan que estas cosas son un ataque a la Iglesia, que no se deben hacer olas, pero son los menos, el resto dice que la Iglesia se tiene que depurar. En todos sus temas hay internas e intrigas, aún mucho más crueles que en política, porque el poder en juego es mayor, y lo dicen: "Los políticos pasan y nosotros nos quedamos". Además, el libro llega en un momento justo en el que un sector de la Iglesia aprovechó para sacarse de encima a una persona así, que le resta sacerdotes justo cuando el Vaticano está desesperado por la falta de vocación. Es mentira que Storni renunció; hubo una operación de la Iglesia para hacerlo renunciar.
-¿Pero tiene que ver con el libro?
-No, fue posterior al libro, aunque sé que altos dignatarios eclesiásticos estaban ansiosos por la salida del libro. Pero nada fue calculado por mí, porque debería haber sido una maga, yo no podía saber nada de lo que iba a pasar cuando empecé a escribir hace tres años.
-¿Qué puede pasar con Storni, lo pueden obligar a ir la Justicia?
-Depende de como avance la causa, pero él no debe querer. Apenas estalló el escándalo se escondió en el Vaticano y pedía llorando que lo trasladaran, no quería pisar Santa Fe. El sigue pensando que fue una operación de Arancibia, el cardenal Jorge Bergoglio y el titular del Episcopado nacional, Estanislao Karlic.
-¿Eso tiene que ver con que Arancibia se haya negado a declarar, aunque había encabezado la investigación en 1994?
-Puede ser que en el fondo haya tenido algo de temor de quedar pegado como impulsor de esto. Pero también es cierto que había quedado muy mal luego de que el Vaticano cajoneara su investigación.
-¿Qué papel le adjudica a los medios en este desenlace?
-Medios del interior como La Capital y las radios y otros medios santafesinos, salvo excepciones, fueron fundamentales para que la gente se animara a hablar, lo cual no pasó con los de Buenos Aires, cuyo papel fue vergonzoso. Sólo algunos periodistas -como Jorge Lanata- lo trataron, los grandes medios no sacaron nada hasta que Storni renunció y la realidad los superó. Incluso, lo publicaron después que los diarios más importantes de España y EEUU.
-¿Hubo intereses específicos para ellos, o es porque Storni era un arzobispo del interior?
-Es probable. Hace unos días un periodista me dijo: "Qué intuición que tuviste, porque a quién le importa un cura de Santa Fe". Esa es la mentalidad de creer que Buenos Aires es la Argentina.
-En principio, su libro ya tuvo consecuencias importantes para la Iglesia Católica argentina.
-Sí, se habló de un tema que antes era tabú, porque se pensaba que era hablar sobre la vida privada. A mí no me importa la orientación sexual de un obispo, que sea lo que sea. Pero si abusa de su poder para aprovecharse de menores, eso es un delito.



Olga Wornat afirma que no imaginaba este descenlace. (Foto: Gustavo de los Ríos)
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