Año CXXXV
 Nº 49.625
Rosario,
martes  08 de
octubre de 2002
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Mundial 2002. Argentina potencia
Vóley: La selección se ilusiona con clasificar tercera, como en el 82
Luego de la gran victoria sobre Italia, el equipo de Getzelevich espera confiado la recta final

El seleccionado argentino de vóleibol dejó atrás un vacilante inicio de Mundial y ahora, luego de la explosión de su juego en el triunfo ante Italia, afrontará la recta final del torneo confiado en que ya no habrá desafíos imposibles.
El seleccionado evolucionó hasta madurar con la suma de victorias en el Mundial y, en el momento de mayor exigencia ante los tricampeones italianos, ofreció su noche más perfecta.
Ahora, con todos los objetivos previos cumplidos y la confianza en alza, buscará agregarle un plus a sus metas.
La envergadura de rivales que vienen requiere, si se pretende enfrentarlos con éxito, bastante más que un equipo con espíritu de lucha y un estadio abarrotado en las tribunas.
Por eso cobra valor el triunfo ante los italianos: el equipo, con todas sus variantes, funcionó a pleno y exhibió un desempeño regular, amén de los vaivenes de todo partido.
Marcos Milinkovic, por momentos bien cubierto por el bloqueo rival, tuvo como alternativa de ataque a Jorge Elgueta (65 por ciento en esa faceta), siempre rendidor cuando las circunstancias lo llaman.
El rubio atacante, que tiene la capacidad para sacar un partido adelante en el momento crítico, a menudo concentra la atención del bloqueo rival y abre alternativas ofensivas más liberadas para sus compañeros.
El recambio fue una de las virtudes del equipo conducido por Carlos Getzelevich, que incluso varió de armador en medio del encuentro con resultados óptimos: Hernán Ferraro lució una enorme autoridad para entrar con el partido caliente y aportar su pase preciso.
El receptor punta Jerónimo Bidegain respondió en el arranque del partido y, cuando se cayó, Gastón Giani tomó la posta con solvencia. También cumplió Gustavo Porporatto cuando el técnico necesitó dos centrales definidos para ganar firmeza en la red.
El líbero Pablo Meana, en tanto, se convirtió en una pieza fundamental para mantener altos los porcentajes de defensa y recepción y el central Alejandro Spajic -que en Buenos Aires todavía no rindió como en los partidos de San Juan- gravita con sus primeros tiempos.
Con este esquema Argentina enfrentará mañana a Francia, un rival exigente que afirmó sus condiciones, por ejemplo, con sólidos triunfos sobre Rusia, Bulgaria y Holanda.
Los franceses tienen dos centrales efectivos, un líbero que siempre responde, un juego con mucha sustancia, pero un servicio menos agresivo que el del equipo italiano.
En la otra llave de Buenos Aires, el seleccionado de Rusia, que emergió de la catástrofe deportiva con tres triunfos en segunda ronda, se medirá ante los griegos, un rival complicado pero de nivel inferior.
En Córdoba, Yugoslavia, uno de los invictos del torneo y candidato al título, tiene todos los pronósticos de su lado para poner fin a la sorpresiva campaña de Portugal.
Y Brasil, el rival que evitó Argentina con la victoria sobre Italia, tendrá otra prueba de fuego a sus aspiraciones contra los jugadores azzurros. Los hombres de Bernardinho llegan con mucho crédito a su favor a este gran duelo de cuartos de final.
Pero mañana la atención reposará en Argentina, que ya no se ampara sólo en razones espirituales o externas para agregar un triunfo a su campaña.
El vóleibol de alta competencia, más allá de los elementos anímicos, exige una buena dosis de técnica en los compromisos más determinantes. Argentina la tuvo contra Italia y la necesita para ir por más. (Télam)



Milinkovic festeja con el público la clasificación.
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