Pecado canalla

Central es un equipo con cierta ingenuidad

Sergio Faletto / La Capital

Sería conveniente que este Central de Menotti no actúe como el viejo marxista que quería combatir al capitalismo no consumiendo Coca Cola. Porque ser un equipo ofensivo es una cosa, pero ser ingenuo es otra muy diferente. Los canallas no están en situación de jugar siempre igual haciendo caso omiso al resultado, porque el promedio es una realidad ineludible, y cuando se obtiene una ventaja tan clara como la del sábado ante Huracán es imprescindible adoptar una actitud más precavida.
Es saludable que Martín Mandra haya expresado que deben aprender a ser más mezquinos (ver aparte), porque si los futbolistas y el cuerpo técnico comprenden que ser cuidadosos no significa traicionar una filosofía de juego, Central habrá aprendido la lección de Huracán.
Porque tampoco se trata de cambiar de timonel en el medio de la tormenta, alcanza y sobra con modificar la ruta de viaje. Sólo es cuestión de actuar de la manera más conveniente para que el barco no naufrague y llegue al objetivo propuesto.
Cuando a los 10 minutos Central ya ganaba 2 a 0, el plan de acción, eficiente por cierto, debió sufrir una alteración llamada prudencia. Que no implicaba para nada resignar la bandera de la vocación ofensiva, sólo significaba no exponerse a riesgos innecesarios. Por lo que los laterales debieron dosificar sus proyecciones para que ningún eventual contraataque redujera la distancia. No lo hizo. En los dos ataques de Huracán que derivaron en gol los canallas fueron sorprendidos con tres en el fondo y en línea. Endeble esquema que colapsó con sucesivos pelotazos cruzados.
Menotti dijo después del partido que "el resultado no me deja sensación de impotencia porque mañana ya me olvido". Pero la gente, con un sentido más realista, no se olvida. Porque los hinchas quieren ganar. Y porque los hinchas ya se empezaron a fastidiar de tener que sufrir o gozar con los resultados ajenos.

Menotti se fue preocupado por el triunfo perdido.