Mientras el gobierno apuntaba sus cañones hacia el lobbista Carlos Bercún, los senadores volvieron ayer a estrechar filas en contra de los banqueros con el fin de neutralizar las dudas que pesan sobre sus espaldas de haber pedido coimas para frenar un proyecto de ley. El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, ratificó que el gobierno tiene una posición de no "inmiscuirse en cuestiones de otros poderes", aunque enfatizó: "Quien sepa de irregularidades o delitos, esté seguro y tenga pruebas, deberá hacer la denuncia administrativa ante la Justicia". A raíz de las denuncias que se desataron a partir de un artículo del periodista inglés Thomas Catan, publicado por The Financial Times, surgió el nombre de Bercún involucrado en el caso de los presuntos sobornos. Catan podría pedir asilo político, según el consejo de uno de sus abogados. El titular del Senado, Juan Carlos Maqueda, consideró que la investigación "debe centrarse" en una reunión celebrada hace casi dos meses entre banqueros y "los embajadores de Estados Unidos y Gran Bretaña".En ese encuentro, los banqueros les habrían pedido a los diplomáticos que "hicieran gestiones" ante sus países para frenar la aprobación de algunas leyes "inconvenientes para sus intereses". "Hay cosas que ya están demostradas en la causa. Cuando dije que algo había, era porque tenía conocimiento a través de las declaraciones que se hicieron públicas del banquero Michael Smith (HSBC). Pero todavía no lo había afirmado al fiscal (Guillermo Marijuán)", explicó Maqueda. A su turno, el senador del PJ Jorge Yoma intentó dejar a salvo a la Cámara alta. El riojano señaló que el nuevo escándalo es un "invento" de "algunos países como Estados Unidos e Inglaterra", del "sector financiero" y de "bancos extranjeros".
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