Hace casi cuatro meses, la escuela Nº 1.319 José Ortolani, ubicada en Génova al 3200, solicitó al Ministerio de Educación de la provincia la reposición de rejas y puertas que se destruyeron después de un robo. Los trabajos estaban presupuestados en 1.975 pesos pero las autoridades del colegio todavía están esperando el dinero. En la misma situación se encuentran otras 80 escuelas que, en los últimos meses, demandaron ante la delegación local del ministerio el desagote de cloacas o desagües pluviales, arreglo de techos y paredes por filtraciones, o reposición de cristales. El delegado local de la cartera educativa, Rafael Benetti, reconoció que las tareas sufren algún atraso y que las reparaciones de mantenimiento se realizan "de acuerdo a las posibilidades presupuestarias".
Pero, de todas formas, el funcionario calificó con un siete el estado de los edificios escolares. "No ignoramos la situación, reconocemos que hay problemas pero las escuelas están en condiciones de funcionar y, de hecho, lo están haciendo", aseguró.
Su apreciación llegó después que La Capital publicara ayer una encuesta realizada por el gremio docente (Amsafé) sobre las condiciones laborales de los maestros. La compulsa destapó las falencias que tienen los establecimientos y arrojó, como conclusión, que la mitad de las escuelas públicas no está en condiciones de funcionar.
El sondeo de Amsafé abarcó unos 60 establecimientos de distintas zonas de la ciudad, donde se cursan distintos ciclos de la enseñanza básica y el polimodal. De acuerdo a esta evaluación, el 73,3 por ciento de los edificios ostenta humedad en techos y paredes, la mitad de las aulas posee aberturas y vidrios rotos, y el 75 por ciento de los sanitarios están rotos, tapados o carecen de puertas.
Y, al momento de identificar quién resuelve los problemas de la escuela, la mayoría de los maestros (65%) aseguró que encuentra respuesta en la asociación cooperadora y sólo el 3,3% identificó al estado provincial como portador de soluciones. El restante 31,7% fue contundente y afirmó que "nadie" se hace cargo de atender los desperfectos.
Sólo la emergencia
Frente a este panorama, el delegado local de la cartera educativa reconoció ayer que el ministerio sólo está respondiendo a las situaciones "de emergencia" que se desatan en los edificios escolares. "Por ahora podemos atender casos puntuales" aseguró Benetti a la vez que exhibió un listado que contiene los pedidos que las escuelas hacen llegar a la cartera educativa.
La nómina reúne unos 80 establecimientos que demandaron distintos tipos de trabajos. La mayoría de las tareas están relacionadas con el reacondicionamiento de sanitarios, arreglo de cubiertas y cielorrasos, u otras refacciones como reposición de puertas y vidrios rotos o mejoramiento de instalaciones eléctricas.
Entre las demandas, hay desde desagotes de cámara séptica y pozos ciegos por un monto de 40 pesos, refacción de baños por $ 325, hasta reparaciones de filtraciones de humedad y cañerías por $7.893. De todas formas, ninguno de los pedidos supera las cinco cifras.
El monto total de los trabajos suma $240.686,82. Y, en algunos casos, los expedientes tienen varios meses.
"Es que nosotros no manejamos ningún presupuesto y tenemos que gestionar las partidas en función de determinar algunas prioridades", explicó Benetti a la vez que reconoció que este mecanismo es, muchas veces, "injusto, difícil y complejo".
De todas formas, el funcionario aseguró que "conforme recibimos las partidas del Fondo de la Lotería vamos resolviendo los problemas" y prometió que "en las próximas semanas comenzarán obras en varios establecimientos".
Por esto, al momento de calificar el estado de los edificios escolares no fue amarrete. "Las escuelas están en condiciones de funcionar y, de hecho, lo están haciendo. Tienen un siete", concluyó.