"El adolescente de clase media acepta a la cumbia villera porque tiene la tranquilidad de que estos grupos no quieren invadirle su terreno. Saben que nacieron en la villa y que se quieren quedar ahí por más dinero que ganen". El análisis corresponde a Gabriela Cicallese, licenciada en comunicación social que estudia hace meses el fenómeno de la cumbia villera en Argentina. Para la especialista, "como hoy no hay espacios de acción donde un joven puede expresar su rebeldía, lo hace a través del consumo. Y escuchar ese tipo de música, que no tiene nada que ver con su entorno, es ser rebelde de alguna manera". Por el contrario, el adolescente del sector marginal se identifica con las letras porque "es lo que vive, lo que tiene a diario frente a sus ojos. Además tiene que ver con el anhelo de lograr el objetivo que pudo concretar ese que estuvo en la misma situación de marginalidad que él, y que ahora triunfó". Sin embargo, Cicallese asegura que "estos adolescentes de clase media no irían nunca a ver a estos grupos a un canal de televisión o a la bailanta, pero sí a un teatro o, por ejemplo, al Luna Park. De hecho, los shows que se realizan en estos lugares son justamente para captar a ese público". En cuanto a las letras de las canciones que se refieren a la droga, el alcohol y las mujeres, la profesional sostuvo que "esos temas también estaban reflejados en la cumbia tradicional, pero de una manera más light". ¿Un adolescente puede ingresar en el mundo de la droga sólo por escuchar un tema de cumbia villera? La comunicadora social considera que pensar en esa posibilidad es "subestimar al joven", aunque aclara que no tiene datos precisos como para garantizar esta teoría. Para ella, lo que hace este tipo de cumbia es "visibilizar un mundo que hasta hace dos años era tabú. Reivindicaron todas las palabras -chorro, negro y cumbiero, entre otras- que las otras clases usaban para discriminarlos". Muchos de los profesionales que estudian el fenómeno lo hacen desde la perspectiva del género. Y justamente en ese sentido, Cicallese revela que "estas canciones son muy machistas, en la mayoría discriminan a la mujer, tildándola de prostituta y borracha". Basta escuchar "La piba lechera" o "La colcha sucia", para corroborarlo. Lo cierto es que la clase media los acepta. "Pero ojo, es así porque sabe que los cumbieros están enfrente y no se plantean como meta formar parte de su sector social. Ellos, más allá de la plata y la fama, quieren vivir en la villa", sostiene Cicallese.
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