Hernán Lascano / La Capital
Anteayer, a 20 días de denunciada una triple violación en la comisaría 1ª, se arguyó que no había personal apartado de la dependencia porque se ignoraba quiénes eran los acusados. Ayer, pese a que el nombre de los sospechosos seguía sin saberse, el plantel completo de la seccional voló de su sitio. ¿Qué cambió? Una cosa apenas: ahora lo que pasó lo sabe todo el mundo. El apartamiento de la totalidad del personal de la 1ª ni bien la Jefatura se enteró de la denuncia, el 6 de septiembre, implicaba lo contrario de culpar en bloque. Significaba preservar la garantía de inocencia de todos los policías -incluso la de los tres sospechables- mientras se investigaba si había delito. No era que eso fuera preferible. Era lo legal. Pero, ilegalmente, todos quedaron en sus puestos. Ayer a la mañana una causa semidormida adquirió el tranco de un velocista olímpico. Desde las 8 de la mañana pasó todo esto: el juez le sacó las actuaciones a la policía, se aceleró un reconocimiento fotográfico, se labraron los sumarios administrativos que no se habían hecho nunca, la policía y el gobierno advirtieron que se aplicaría el máximo rigor si los culpables eran detectados. Como la víctima describió en detalle a sus agresores, la impresión es que todo lo que pasó ayer pudo ocurrir el primer día. Ocurrido el día 21 el precio que pagan la Justicia, la policía y las autoridades públicas es otro. Como la División Judiciales de la Jefatura sabe de la acusación desde el 6 de septiembre, que los más altos jefes policiales y el secretario de Seguridad digan que no lo sabían no es creíble. Si lo ignoraban -variante que este diario descarta- sus instancias inferiores se mofaron de ellos. Suele dar la impresión que los relevos, traslados o descabezamientos son soluciones a irregularidades administrativas o políticas. Pero es eso: una impresión. Luego del 15 de noviembre de 1999, cuando trece presos murieron calcinados en la hoguera de la comisaría 25ª, hubo sanciones. Pero las condiciones que llevaron a esa situación hoy se mantienen inalterables. Aquí pasa lo mismo. La investigación de la presunta triple violación en la 1ª ahora cobra ritmo y es posible que si hay culpables se los detecte. Pero el sistema inquisitivo vetusto que rige los procesos penales en Santa Fe seguirá en pie para mantener la estructura de lo mismo. Para preservar de publicidad a casos como este. Para garantizar, aun cuando los investigadores tengan buena fe, situaciones de encubrimiento institucional en el más absoluto respeto de la ley.
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