Año CXXXV
 Nº 49.610
Rosario,
lunes  23 de
septiembre de 2002
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Newell's debe barajar y dar de nuevo

Alejandro Cachari / La Capital

La mejor expresión táctica y futbolística de Newell's en el torneo se produjo ante Independiente, en Avellaneda. Una semana antes, en el Parque, había demostrado que sabía jugar sin Manso. Es decir, había encontrado los recursos para dejar de ser un equipo dependiente de su figura para transformarse en un conjunto satisfactoriamente sólido y con pretensiones. Lo más notable de aquello es que todos parecían absolutamente convencidos de que Newell's se hacía fuerte en cualquier cancha e iba a ser un hueso muy duro de roer.
Las individualidades pueden desestabilizarse emocionalmente ante un traspié, pero es difícil que un equipo pierda definitivamente su forma si es realmente consistente. Hoy aquel Newell's se asemeja a un espejismo. Entonces: o no era tan sólido, o no estaban tan convencidos, o... ¿O qué? De los últimos cuatro partidos, el equipo defeccionó, y feo, en tres. Perdió puntos que estaban casi marcados a fuego en la columna del haber del torneo Apertura.
La solidez defensiva desapareció, Passet se contagió y Palos no tiene continuidad como para ejecutarlo con un juicio inadecuado.
Manso no es aquel y el equipo lo siente mucho, Marino juega de a ratos (es el menos desparejo de todos), Domizi pelea más de lo que propone. Se lo ve como desencajado al Pájaro en las últimas fechas. A Ponzio lo están obligando demasiado a ser el estandarte de la marca y casi siempre afronta una pelea desigual. Rosales cuenta con la venia de la continuidad. Esto en comparación con el resto de los delanteros, que casi nunca saben quién será el compadre de Mauro hasta 48 horas antes de jugar. Que Sacripanti, que Lagorio, que Tilico. Es imposible entrar confiado así.
¿Qué le pasa a Newell's? Más allá del tremendo golpe que le asestó Central hay cuestiones tácticas que deterioran el funcionamiento. La cuestión no es sólo anímica. Sería un facilismo analizarlo sólo desde ese ítem y además injusto. Porque en ese caso se les caería con los tapones de punta sólo a los futbolistas. Y, evidentemente, existen otras responsabilidades.
El próximo fin de semana los rojinegros deberán afrontar un partido bisagra: Boca llegará -muy golpeado por la derrota ante Racing- al Coloso para examinarlo. Para recuperarse será necesario que Zamora defina con claridad quiénes son los titulares y banque su decisión. Será imprescindible que Manso no piense en los mimos que le hace la TV cada vez que Newell's juega en directo. Que Ponzio tenga compañía. Que vuelva Passet, que la defensa se reordene a partir de Fernando Crosa. En realidad, será una muy buena chance para barajar y dar de nuevo. Pero sin cartearse.



El Negro Zamora afrontará otra semana complicada.
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