La subdirectora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger, redobló la presión sobre Argentina al asegurar que "no hay consenso político" para poner en marcha las medidas que exige el organismo y advertir que el gobierno se expondrá a fuertes "castigos" si no paga las deudas con las entidades multilaterales, aún al costo de utilizar sus reservas. La arremetida de Krueger, la más dura desde que Argentina declaró el default, fue respaldada por las duras declaraciones del ex presidente del Bundesbank alemán y miembro de la comisión de notables que trabajó en el país, Hans Tietmeyer. El banquero aseguró que "Argentina se encuentra sin dirección, ha caído en la insignificancia, autoendeudada y posiblemente para siempre". "La política parece no estar dispuesta a las reformas decisivas, los grandes partidos están divididos, sobre todo el peronismo, y así el curso sigue siendo completamente borroso", agregó, al tiempo que expresó su oposición a que el FMI otorgue ayuda al país. Tietmeyer y Krueger, quien aclaró que el organismo podría alcanzar un acuerdo de "transición" con el actual gobierno pero que la negociación más estructural comenzará luego de las elecciones, apuntaron al mismo objetivo: lograr que los poderes públicos y los candidatos firmen un acuerdo político prometiendo cumplir con los requisitos del organismo. A esto aspira también el gobierno, según lo expuso ayer el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, quien consideró que "sería bueno" alcanzar un acuerdo de gobernabilidad similar al que se realizó en Brasil y que "tuvo buenos resultados". Más allá de ese deseo, el funcionario admitió que aún "no se ha puesto en marcha" ningún plan que apunte a ese objetivo y señaló que esa iniciativa debería partir de los candidatos. Los últimos fallos de la Corte y la distancia que la dirigencia política tomó del gobierno pusieron en alerta al Fondo Monetario, que salió a presionar en favor de forzar un consenso político antes de llegar a un acuerdo. El presidente Eduardo Duhalde se reunió ayer con la mesa conducción del bloque de diputados del PJ. Al término del encuentro, el legislador santafesino Jorge Obeid dijo que la bancada oficialista en el Parlamento se comprometió a sancionar "nuevas leyes para no caer en la anarquía" si la Justicia dicta fallos contrarios a la pesificación. "Estamos siguiendo con mucha expectativa qué es lo que va diciendo la Justicia y somos absolutamente respetuosos, pero siempre queda la posibilidad de sancionar leyes que puedan llegar a la búsqueda de caminos que dentro de la sensatez den la posibilidad de que no caigamos en una anarquía", afirmó. Los diputados justicialistas intentarán nuevamente hoy obtener el quórum necesario para realizar una sesión especial que archive el juicio político contra la Corte, con lo cual esperan calmar la ofensiva que los ministros del máximo tribunal lanzaron hace algunas semanas. La crisis institucional y la brutalidad con la que el FMI está tratando a la Argentina lograron ayer intranquilizar a la city, a pesar de la estabilidad que el mercado exhibe desde hace cuatro meses. El jefe de Gabinete se mostró convencido de que, a pesar del maltrato de los organismos, "el país se está normalizando con su propia moneda". Pero la segunda del FMI, Anne Krueger, está dispuesta a que eso no pase. Por eso ayer disparó el misil más duro en los últimos nueve meses. Advirtió al gobierno que no piense en declarar el default con los organismos, incluso "utilizando las reservas si es necesario". "Las autoridades son muy conscientes de los castigos que tendrían si se aislaran de la comunidad financiera internacional", amenazó. La aspiración Lavagna es un acuerdo que permita patear hasta fines del 2003 los pagos a los organismos. Krueger admitió que el acuerdo al que podría esperar el gobierno es uno de "transición" hasta las próximas elecciones, tras lo cual se acordarían nuevos lineamientos con el candidato que resulte electo.
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