Año CXXXV
 Nº 49.603
Rosario,
lunes  16 de
septiembre de 2002
Min 8º
Máx 17º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Música / Crítica
La Renga: Los instintos más básicos del rock

Carolina Taffoni / La Capital

***
Intérpretes:Chizzo (guitarra), Tete (bajo), Tanque (batería).
Invitados: Chiflo (saxo y trompeta) y Manu (armónica y guitarra).
Género: Rock.
Sala: Estadio cubierto de Newell’s Old Boys.

"Anotalo, soy de Pilar. Vinimos seis en un 147", cuenta un fanático renguero. "Los seguimos a todas partes". Y así es. Hay banderas de San Justo, Avellaneda, Wilde, Merlo, Morón, Lomas de Zamora, todo el Gran Buenos Aires. También cuelgan banderas de Rosario y algunas ciudades de los alrededores. "El que no salta es un militar", grita la hinchada. Explota un petardo. Otros dos. Y más explosiones. El estadio, repleto, es un hervidero. La espera se hace por demás de larga, la banda ya lleva 50 minutos de retraso. Es un recital de La Renga.
Cuando por fin los tres (Chizzo, Tanque y Tete) aparecieron sobre el escenario, quedó claro que ya no había escapatoria. La ceremonia había empezado. Era inútil buscar la lista de temas entre los saltos, el pogo, el sonido atronador y el humo de las bengalas. Los recitales de La Renga son, ante todo, una gran prueba de resistencia física. Este no fue la excepción: más de dos horas y media de puro rock, 27 temas al palo.
"Soy el león", rugía Chizzo en "Panic show", y la gente respondió con un pogo furioso. Tete, el bajista, se paseaba, corría y se revolcaba sobre el escenario. Tanque, el baterista, les daba a los parches reforzando la base. La Renga se volvió a mostrar como un trío de lo más compacto, que enriquece algunas de sus canciones con algo de saxo y armónica.
Después vinieron más temas de "La esquina del infinito", como "Al que ha sangrado" y "En el baldío". "Una masa, Rosario", dijo Chizzo, y no necesitó más para comunicarse con los pibes, que corearon a pleno el rockazo "Cuando vendrán".
Hacía falta bajar un poco los decibeles, y el descanso llegó con la balada power "El cielo del desengaño", donde brilló el largo y trabajoso solo de Chizzo. Como si no le bastara su complicidad con la hinchada, el cantante pidió permiso para hacer un cover de un clásico de Vox Dei, "Es una nube, no hay dudas", que revivió en una versión sucia y cruda.
Otro clásico, "Lo frágil de la locura", coreado por la gente, combinó solos de saxo y armónica. La arrasadora "Motoralmaisangre" demostró que la garganta de Chizzo se la aguanta, y que su voz no queda opacada por la potencia de la banda.
La Renga no vino con un escenario pelado. Había escenografía, un muñeco inflable con forma de dragón gigante y hasta un actor con zancos se paseó sobre el escenario en "El rey de la triste felicidad". Además, una murga acompañó a la banda en "Me hice canción" y en "Blues de Bolivia".
La gente festejó todo el tiempo y nada le importó, ni siquiera los problemas de sonido que empañaron "Arte infernal" y "Negra es mi alma, negro es mi corazón". El grupo, como una típica máquina rockera, le dio para adelante y ni se molestó por los inconvenientes técnicos.
Para el final quedó una batería de clásicos como "El revelde", "Somos los mismos de siempre", "El viento que todo lo empuja", "Balada del diablo y la muerte", "El final es en donde partí" y "Hablando de la libertad".
Chizzo terminó invitando a la gente al primer recital de la banda en el estadio de River. "El 30 de abril, los esperamos", gritó. Seguro la hinchada ya está preparando el viaje, mientras otros se preguntarán cómo esa banda primitiva de fines de los ochenta ahora llega a River. Los instintos más básicos del rock deben tener la respuesta.



Chizzo demostró que su voz se destaca en el grupo. (Foto: Hugo Ferreyra)
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados