Año CXXXV
 Nº 49.602
Rosario,
domingo  15 de
septiembre de 2002
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Análisis: El síndrome del podio

Mauricio Maronna / La Capital

Carlos Reutemann, pese a sus enésimas negativas, es el candidato que los rosarinos elegirían hoy como presidente de la Nación, según el contenido de una encuesta a la que tuvo acceso La Capital.
Las causas de la buena imagen son variadas: desde el inicio de su segundo mandato le perdió el miedo escénico a Rosario, y sus habitantes valoran una administración austera y honesta que permitió mantener las cuentas equilibradas, evitar la emisión de bonos y pagar en término a los empleados públicos. Nada que lo sitúe en el rol de "gran estadista", pero mucho de sentido común entre una clase dirigente insensata. No es menor la cuestión comparativa de la inseguridad, que gana cada vez más espacio en el resto de las provincias, fundamentalmente en Buenos Aires (con un promedio de siete homicidios por día).
Pero el gobernador, en correspondencia con los senadores provinciales, tiene una deuda pendiente: el impulso a la reforma política, que incluye los proyectos que duermen la siesta en la Legislatura y que, por ejemplo, reducen a la mitad el número de concejales en Rosario.
La despolarización que se observa en el horizonte preelectoral asoma como un fenómeno novedoso. Ningún candidato supera el 20% de intención de voto, una ecuación que pone en duda la gobernabilidad del día después.
La ausencia en la grilla de un candidato del consenso hace que, periódicamente, los analistas vuelvan su mirada hacia el inescrutable gobernador que, hoy por hoy, se muestra feliz en su rol de gran anfitrión de los presidenciables. "Es el síndrome del podio", interpreta algún reutemista.
"El Lole recibió un llamado desde Italia que lo dejó muy preocupado", confió a La Capital un dirigente del PJ. Durante la comunicación, que es casi un secreto de Estado en la Casa Gris, un influyente funcionario del gobierno italiano le habría metido presión para que finalmente sea candidato.
"El establishment de la provincia no me ofreció ni siquiera un auto para recorrer el país", se quejó alguna vez el Lole por la escasa predisposición de los empresarios a empujar su postulación. Después de los nones en cadena, los industriales de la zona parecerían haber tomado nota ¿tardíamente? de la importancia de tener un presidente santafesino (ver aparte).


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