Omar Bravo / La Capital
A principios de año, cuando la coyuntura política y social quemaba, abandonó la sobreexposición mediática de gobernador de Buenos Aires y candidato presidencial para atar su suerte a la del presidente Eduardo Duhalde. Devenido en canciller, Carlos Ruckauf hoy luce más relajado, reflexivo, aunque su nombre reaparezca introducido en la polémica por la inseguridad o su postura pro acuerdo con el FMI. "Hay sectores que no me perdonan mi coherencia", se defiende. Sobre su futuro político prefiere no decir nada. Ahora promueve un congreso del PJ que unifique un programa previo a las internas. Rodeado de fotos de su nieta, el canciller habla de política con La Capital en el imponente piso trece de la cancillería, cuyo frente vidriado ofrece una vista espectacular de los barrios del norte de la Capital Federal. Ruckauf está en contra de suspender las elecciones internas del justicialismo, pero cree que es necesario que todos los precandidatos acuerden una posición común. "Me gustaría que antes de elegir el hombre elijamos el programa", sostiene, e incluso va más allá: "Lo que se debe el peronismo desde hace más de 14 años es un debate interno que nos vuelva a plantear ante la sociedad como quienes somos". -Usted era uno de los presidenciables del PJ. ¿Qué lo decidió a entrar al gobierno nacional? -Era el momento de optar entre ayudar a salir de las llamas de diciembre y enero, o quedarme en una posición especulativa y expectable. Yo sentí que la Argentina no tenía sentido si no había un presidente que tuviera apoyo suficiente para hacer los cambios. Si bien esos cambios no han sido suficientes el país tiene hoy un alto grado de pacificación respecto de la Argentina aquellos meses. Cuando el nuevo presidente asuma seguramente estarán dadas las condiciones para que se construya la casa común de los argentinos. Los cimientos los puso Duhalde que ha hecho una conducción muy firme en una situación durísima, como Argentina no conocía. Aislada del mundo, con una Corte Suprema hostil y una discusión política muy fuerte en el parlamento. A la larga la historia va a reconocer la actitud patriótica de Duhalde. -¿Está a favor de la suspensión de los comicios internos del PJ? -No, pero el justicialismo necesita previamente un congreso partidario que analice un programa de gobierno que sea el mínimo común denominador entre los candidatos. El peronismo presenta hoy candidatos que plantean desde la dolarización hasta la creación de una nueva moneda; es una punta y otra del espectro económico y político. Previamente a la competencia se debería establecer un marco para que haya previsibilidad. Hoy el peronismo abarca demasiado del espectro de la política pero también abarca dentro de sí proyectos contradictorios. Por eso, antes de las internas, congreso unificador. -El PJ está pagando el precio de catorce años sin disputar una interna... -Sí, pero la interna no debe tener proyectos tan contrastantes que parezca la puja entre dos partidos. Lo que se debe el peronismo desde hace más de 14 años es un debate interno que nos vuelva a plantear ante la sociedad como quienes somos. Es bueno que el presidente del congreso sea Reutemann, porque es una figura indiscutida, que al haberse autoexcluido de la lucha interna puede ser una instancia objetiva para la conducción del debate. Yo no pretendo un congreso donde votemos candidatos sino un congreso temático donde los peronistas expliquemos y decidamos lo que queremos para la Argentina. -¿Qué le parecen los candidatos, por ejemplo, Rodríguez Saá? -Rodríguez Saá es un buen administrador, con una visión de cambio social profundo y con la característica vocación de poder del peronismo. Los candidatos, en general, son gobernadores exitosos. De la Sota tiene hoy algunas dificultades producto de lo que fue la administración De la Rúa, que afectó mucho a provincias como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Romero y Kirchner son otros dos gobernadores con mucho prestigio. Pero yo insisto en que me gustaría que antes de elegir el hombre elijamos el programa. -Pero donde coloca su simpatía, su corazoncito... -(se ríe) Digamos que tengo afecto y respeto por los cuatro gobernadores que son candidatos. Tengo una diferencia fundamental de proyecto con Menem. Por eso le decía que primero hay que saldar el proyecto. Rodríguez Saá, De la Sota, Kirchner y Romero tienen puntos en común pero no tengo preferencias. Con Menem es muy difícil... -Usted recibió muchas críticas tras su paso por la provincia... -Yo diría que hay sectores que no me perdonan mi coherencia. Yo creo que todo criminal, todo asesino, que mata en ocasión de robo o violación, debe ser encerrado en la cárcel hasta el último día de su vida. Esto es lo que yo quise imponer en la provincia. La legislatura, con las dos Cámaras en manos de la Alianza, me lo impidió. Yo creo que esa es la salida no sólo para la provincia sino para la Argentina. Que algunos me critiquen hoy porque dejé el doble de detenidos en la provincia que cuando asumí, para mí es un motivo de orgullo. -¿Recibió alguna queja de los embajadores extranjeros por las coimas a senadores? -No, yo no he recibido ninguna queja. Sí he leído los artículos del Financial Times, pero no he recibido ninguna queja ni nadie se ha comunicado conmigo.
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