Año CXXXV
 Nº 49.595
Rosario,
domingo  08 de
septiembre de 2002
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El viaje del lector
Catamarca: Entre los olivares y los nogales

Disfrutar lo nuestro. Consigna familiar desde siempre. Pero ahora cuando uno no cree ya tener más por conocer, se atreve a otras metas menos exploradas y es allí donde nos asombramos más y más.
Desde Chilecito (luego de una efímera pasadita riojana) por ruta 40 y después 60 llegamos a Tinogasta, comarca catamarqueña rodeada de olivares y añosos nogales, situada al pie de espectaculares sierras e increíbles paisajes, donde el viajero puede encontrar comodidades para su estadía y desde donde puede llegar fácilmente a las termas de Fiambalá.
Este lugar está situado en la cima de un sector de la cadena homónima cuyas aguas emergen a 60, a l.200 metros sobre nivel y con diversas propiedades terapéuticas. Desde aquí, a sólo l40 kilómetros, se encuentra el Paso de San Francisco a 4.750 metros, que nos lleva a Copiapó (Chile).
Luego, desde la ya citada ciudad de Tinogasta (en toda esa zona muchas ciudades terminan su nombre con "gasta", que significa pueblo en idioma indígena) se puede acceder a Londres, donde se aprecian ruinas incas, viñedos e historia, ya que fue la primera localidad fundada por los españoles en Catamarca. Desde aquí atravesando un camino rodeado de sauces se arriba a Belén, la "cuna del poncho", un paraje bellísimo junto al río del mismo nombre. Es un verdadero placer observar a las tejedoras confeccionando hilados en alpaca, vicuña y llama.
Aquí nace también un camino de ripio para realizar una travesía en 4X4, conducidas por expertos, rumbo a Antofagasta de la Sierra. En este sitio se encuentra la única mina en el mundo de rodocrocita, piedra rosada con la que se realizan excelentes trabajos. Además nos esperan para un próximo viaje petroglifos, pucarás, volcanes, yacimientos arqueológicos, pesca de truchas, flamencos y una reserva natural.
Silvia Lopérgolo



Catamarca regala todo el año agrestes paisajes.
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