Año CXXXV
 Nº 49.595
Rosario,
domingo  08 de
septiembre de 2002
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"La Traviata" subirá a escena el próximo viernes en El Círculo
Daniel Suárez Marzal, el "regisseur" de la obra, dijo que el género operístico es esencialmente pasional

Marcelo Menichetti / La Capital

La ópera "La Traviata" se presentará el próximo viernes, a las 21.30, en el teatro El Círculo, Laprida y Mendoza. La puesta contará con la participación de los cantantes Natacha Tupin, Kalinka Damiani, Gerardo Marandino, Carlos Vittori y Leonardo López Linares, entre otros; de un coro de 50 integrantes y una orquesta de 60 músicos que dirige Mario De Rose, con dirección de arte a cargo de Milan David y régie de Daniel Suárez Marzal.
El regisseur, quien actualmente es el director general y artístico del Centro de las Artes del Teatro Argentino de La Plata y de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires, dialogó con Escenario y afirmó: "La ópera es un espectáculo popular por excelencia".
El artista, que comenzó su carrera como cantante y luego prosiguió como director teatral, realizó la régie de las óperas más reconocidas para teatros como el Colón de Buenos Aires, el San Martín de Córdoba y el Roma de Avellaneda, entre otros. Vinculado con el flamenco, dirigió "Cien años de cante" en el Teatro de La Maestranza de Sevilla y en escenarios de toda Europa y fue galardonado con un premio ACE, en 1997, y con el diploma al mérito Konex 1999.
Suárez Marzal destacó el éxito que conquistó la ópera en su estreno en el Luna Park de Buenos Aires, donde se presentó entre el 7 y el 16 de junio último, y sobre la puesta en Rosario adelanto: "Se respetará hasta donde se pueda la estructura original ya que fue ideada para un espacio enorme y cuando la llevamos a La Plata, que sería la experiencia equivalente más cercana a Rosario, hubo una adecuación al espacio. Pero se respetará la esencia de la idea", advirtió.
-¿La puesta que ofrecieron en el Luna Park fue una excepción entre los espectáculos operísticos?
-La verdad es que he trabajado muchas veces en lugares no convencionales. Quizá este caso es un poco más especial ya que se trata de un lugar no destinado originalmente para óperas, pero hace unos diez años hicimos precisamente una "Traviata" en Parque Centenario para unas 12.000 personas, un "Orfeo" para una cantidad similar de público y una ópera de Schubert en La Recoleta. Luego en España también trabajé en lugares no convencionales. O sea que he trabajado en espacios distintos a los teatros llamados a la italiana.
-¿La puesta que presentarán en el teatro El Círculo qué características diferenciales va a tener respecto de la ofrecida en el Luna Park?
-Naturalmente que se respetará hasta donde se pueda la estructura original, ya que fue ideada para un espacio enorme y en realidad cuando la llevamos a La Plata, que sería la experiencia equivalente más cercana a Rosario, hubo una adecuación al espacio. Pero se respetará la esencia de la idea.
-¿Por qué el público de la ópera concurre a ver distintas versiones de las mismas obras? ¿Hay un afán de comparación, de erudición en los espectadores?
-Es extraño porque hay varias clases de público: hay un público que repite para comparar o repite porque le gusta muchísimo la obra. Yo hago una comparación un poquito salvaje: comparo la ópera con el fútbol o con los toros, que son espectáculos fundamentalmente pasionales, que provocan reacciones pasionales, provocan reacciones de entusiasmo como gritos y las exageraciones en los bravos e incluso hasta en las protestas. Digamos que mueve unos ejes de la conducta del hombre diferentes a los espectáculos de la ortodoxia cultural. La ópera es un espectáculo popular por excelencia y en ese sentido lo digo.
-¿En la ópera actual se le da mayor importancia al aspecto vocal que al dramático?
-Yo creo que hoy nadie se asusta de nada y sobre todo el público tiene exigencias sabidas o no sabidas. Quiero decir que quizá no sabe que las tiene, pero tiene el ojo muy cultivado por la televisión, el cine y demás y hay cosas que no soportaría de ciertas tradiciones que han envejecido, que se quedaron en el tiempo. De todas maneras, creo que la ópera es un género profundamente convencional en el mejor de los sentidos: respeta las convenciones, las profundiza y eso la hace particular y rica como cualquier otro género. Cuando decimos convenciones oponemos la palabra convención a la realidad y nos equivocamos porque la realidad es una y la realidad artística es otra, tiene otras características.
-¿En estas latitudes qué separa la puesta suya de una que podría hacer Franco Zefirelli?
-Creo que nos estamos convenciendo de que hay una estética que corresponde a los países y a sus tiempos históricos. Yo, aunque tuviera todo el dinero que tuvo Zefirelli, no haría las puestas que él hizo. Pero ese soy yo. Me inclino por estéticas más despojadas. Estamos haciendo un "Alceste" que se estrena hoy en La Plata y estamos apuntando a una Grecia muy mítica, como la ha pintado Pier Paolo Pasolini. Para mí el oropel no le hace demasiado bien a la ópera aunque no me voy a poner aquí a criticar a Zeffirelli. Pero digamos que no me siento pobre por no poder hacer las cosas como Zefirelli (risas).
-¿Lo visual presenta mayores riesgos en el teatro?
-Sin duda. No hay perdón en el espectáculo teatral. Lo que ocurre, ocurre esa vez y no se repite más, de modo que tiene eso también de desesperante, que se termina con el telón. Solamente puede quedar un recuerdo en la mente.
-¿A su juicio qué es lo que atrapa en "La Traviata"?
-A mí lo que más me inquieta de "La Traviata" es la descripción de este personaje femenino tan caro a Verdi. Sus mujeres, sus heroínas, son lo más rico de su teatro y me parece que lo fundamental es haber pintado a una heroína que se está muriendo, se está deshojando desde el comienzo de la obra y sin embargo es el personaje más fuerte, con más ansias de vida. Como si en la vida breve, en la vida corta, estuviera densificada la calidad de la vida. Esto es lo que más me gusta. Me gusta pensar que hoy también el tema de "La Traviata" es un tema de gran cercanía, porque hoy también existen enfermedades de transmisión sexual. Hubo momentos en que desaparecieron, pero eso lo hace muy rico porque el amor y la muerte están ligados. Eros y Tanatos en una lucha muy fuerte: la muerte por amor, el amor conduciendo a la muerte. Creo que esto, sin hacerlo explícito, está en la sustancia de obra, por eso creo que los espectadores jóvenes, sin pensar demasiado este hecho, sienten que algo les toca de todo este tema.
-Hace un tiempo se habló de la organización de óperas entre Rosario, La Plata y Córdoba, ¿en qué quedó el proyecto?
-Eso es un viejo proyecto que tenemos entre varios y llamamos Opera Federal, pero nos agarró en un año peliagudo. Creo que tendríamos despojarnos de algunos prejuicios, como el de querer hacer todo nosotros. Deberíamos combinar las cosas para que las producciones pudieran ser compartidas y entonces de cada teatro puede provocar un hecho artístico para que con poco se pueda viajar utilizando coros y orquestas de otros lugares. No es tan complejo de desarrollar pero es difícil del organizar. Creo que todavía no le encontramos la forma correcta.
-¿Por qué hay que ver esta versión de "La Traviata"?
-No la puesta que hacemos nosotros pero toda persona tiene que ver "La Traviata" una vez en la vida por lo menos. Perdérselo es perderse quizá el melodrama más rico que se haya escrito. No creo que haya persona que se acerque a "La Traviata" que no se sienta conmovida.



La obra se presentó durante junio en el Luna Park.
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