Año CXXXV
 Nº 49.595
Rosario,
domingo  08 de
septiembre de 2002
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Lina Medina tenía 5 años cuando alumbró a su primer hijo en 1939
Nadie recuerda a la madre más joven
El gobierno peruano trata de lavar seis décadas de un olvido que roza el ocultamiento

Tania Mellado

Cuando tenía cinco años, a Lina Medina le creció tanto la barriga que los brujos de su pueblo en Perú creyeron que tenía una culebra adentro, mientras otros chamanes culparon al mal del Apu, o espíritu de los Andes. Y sólo cuando no supieron qué más decir tras someterla a exóticos ritos incas para conjurar al Apu, Tiburcio, su padre, la llevó a cuestas dos días por los 70 kilómetros de valles, montañas y desiertos desde su pobre caserío de Antacancha a la ciudad más cercana, en busca de un médico de verdad.
"¡No es un tumor, es un bebé de ocho meses (de gestación)!", le dijo alucinado el doctor Gerardo Lozada a Tiburcio tras revisar los exámenes clínicos de Lina y antes de llamar a la policía de la ciudad de Pisco, que se lo llevó preso como el único sospechoso de violación infantil.
Un mes después, ese médico le heredó el nombre al pequeño Gerardo, pues lo ayudó a nacer por cesárea un Día de la Madre, el 14 de mayo de 1939 en Lima.
Desde entonces y a sus 68 años, Lina Medina sigue siendo la madre más joven del mundo, récord que aún carga como una pesada cruz por una pubertad precoz sin causa aparente y que registra la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.
Lina cumplió cinco años, siete meses y 21 días cuando se convirtió en madre de un bebé que pesó 2,7 kilos y midió 48 centímetros de estatura.
Había comenzado a menstruar a los dos años y ocho meses, y su madre la mandaba a lavarse al río cada vez que eso ocurría.
Era uno de los años de la Segunda Gran Guerra, pero su caso provocó tal conmoción en la ciencia de la época que acompañó al tema bélico por unos días en las noticias dando la vuelta al mundo.
Seis décadas después, el gobierno peruano busca ayudar a Lina, como para resarcir la letra muerta de una ley de 1939 que le prometió una pensión vitalicia para ella y para su hijo Gerardo, quien murió a los 40 años de una rara enfermedad sin recibir siquiera un último adiós oficial.
"Aún estamos a tiempo de reparar el daño que le hizo el Estado condenándola a la miseria", dijo a el ginecólogo José Sandoval, quien fue a Antacancha, desempolvó la historia de Lina, la escribió en un libro y hasta acudió al Palacio de Gobierno para recordarles la deuda pendiente.
En Antacancha, a 450 kilómetros al este de Lima, en uno de los departamentos andinos más pobres de Perú, no queda mucho. Tiburcio recobró su libertad rápidamente y las sospechas sobre la violación de Lina recayeron posteriormente sobre un hermano de ésta, pero hasta ahora en el pueblo creen que Gerardo fue el "hijo del Sol", acotó Sandoval.
Y, sospechas o fábulas aparte, hasta ahora nadie sabe quién embarazó a Lina. "La verdad es que Lina nunca quiere hablar con nadie", dijo su esposo, Raúl Jurado, excusándola de una entrevista.
Después que las autoridades locales le tumbaron su casa en la década de 1980 para construir una autopista, Lina y su esposo -con quien se casó a los 33 años- viven en medio de la miseria y el tugurio de una zona limeña conocida como Chicago Chico por su temible fama de ser una guarida de ladrones.

El ostracismo de Lina
Lina se volvió muda para entrevistas de toda índole, sin importarle el rango de los demandantes, desde que tomó noción de su extraordinario caso y a fin de olvidarlo ha preferido la pobreza rechazando por décadas ofertas de ayuda.
Sin embargo esta semana, su esposo acordó reunirse con miembros de la oficina de acción social del despacho de la Primera Dama de Perú, Eliane Karp, tras insistentes llamadas telefónicas oficiales a Lina, quien no contestó ni una, impulsadas por el ginecólogo Sandoval.
"Vamos hablar con su esposo para evaluar cuál es la situación de ambos, sus necesidades, y ayudarlos en lo que sea posible. Hay intención de apoyo, pero el contacto ha sido muy difícil porque Lina no quiere hablar de ninguna manera", dijo Marta Castañeda, portavoz del despacho de Karp.
"Si es cierta la ayuda del gobierno, mi esposa intervendrá; de lo contrario, dice que no vale la pena", aclaró Jurado.
Acosada por la prensa y los médicos, Lina creció prudente e introvertida, según su esposo, quien ama su alma caritativa.
El ostracismo de Lina es una consecuencia de la reacción de la sociedad limeña frente a una niña que fue madre en la década de 1930, cuando la virginidad jugaba un papel importante en la moral, según el neuropsicólogo Artidoro Cáceres.
"En ese tiempo la sexología era un asunto desconocido y tabú. Llegaron al extremo de decir que era otra Virgen María que concibió sin pecado, por obra y gracia del Espíritu Santo", dijo Cáceres, quien descubrió que la historia clínica de Medina y una tesis médica hecha en 1942 sobre ella han desaparecido.
"Así, vivió desgarrada entre dos extremos: su caso pasó de ser un milagro a un tema prohibido. En otro siglo, seguro la hubieran quemado o convertido en santa a la fuerza, pues en su época por poco y la lucían en un circo", agregó recordando que Medina está registrada en el libro de los Récord Guinness.

Una víctima de la hipocresía
La presión que sufrió la madre niña es clara. A Perú llegaron instituciones de todas partes del mundo para ofrecerle manutención de por vida a Lina y a su bebé, a cambio de exhibirlos en ferias científicas.
Aunque su padre sólo firmó un contrato en julio de 1939 con la compañía estadounidense Seltzer que prometía 1.000 dólares semanales para los niños -madre e hijo-- a fin de estudiar a Lina como caso único, el entonces presidente, Oscar Benavides, emitió una ley para obtener la tutela de ambos y luego los abandonó a su suerte.
Durante los 11 meses que estuvieron internados los niños fueron mimados. Funcionarios, diplomáticos, políticos y hasta artistas los visitaban llenándolos de regalos. Fue en la Maternidad de Lima donde la niña aprendió a leer y cuentan que peleaba con su hijito por los juguetes.
La pubertad precoz causa el desarrollo de los caracteres sexuales y de la capacidad de reproducción antes de tiempo -antes de los ocho años en las niñas y de los nueve en los niños- pero la edad mental es la misma que la cronológica.
"Por eso es que estos pequeños son muchas veces víctimas de abusos sexuales", explicó el endocrinólogo del estatal Instituto de Salud del Niño, Juan Falen.
Los caracteres sexuales en Lina se presentaron poco antes de los tres años, cuando desarrolló un ralo vello pubiano. Incluso son clásicas en los textos de medicina a nivel mundial las fotos de perfil de la niña, desnuda, mostrando su enorme vientre.
"Para mí, es un accidente estadístico pues eso es lo que hace extremadamente raro su caso porque a lo raro de un caso de pubertad precoz se ha sumado el hecho de una violación y justo cuando ella estaba ovulando, embarazándola", dijo Sandoval.
Lina cumplirá 69 años el 23 de septiembre y su esposo dice que su única ambición es ver pronto al hijo que ambos tuvieron y que vive en México. "Un final feliz de su historia sería que el gobierno nos devuelva los 25.000 dólares que nos costó la casa que demolieron. No es un favor, nos lo deben", agregó. (Reuters)



(Ilustración: Beas)
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