Washington/Londres/Moscú. - Las fuerzas aéreas británica y de EEUU confirmaron que aviones de combate de ambas naciones atacaron ayer posiciones de importancia estratégica en el oeste de Irak, en la principal operación de este tipo en cuatro años. Habrían participado de la acción unos cien aviones y el objetivo sería debilitar las defensas iraquíes para la prevista invasión del país que impulsan EEUU y Gran Bretaña. Mientras, Washington siguió buscando apoyos para esa eventual operación y halló, además de un neto apoyo británico, una posición más favorable de la presidencia danesa de la Unión Europea y de Alemania, hasta hoy francamente opuestas a la operación. Los presidentes de Rusia, Francia y China, consultados telefónicamente por el presidente norteamericano George W. Bush, siguieron en su firme negativa. Los aviones de combate británicos y estadounidenses atacaron las posiciones después de que se efectuaran disparos contra uno de sus aviones de reconocimiento dentro de la zona de exclusión aérea, según el Ministerio de Defensa británico y el Comando Supremo de Estados Unidos. Unos cien aviones participaron en las "medidas de autodefensa", según la prensa inglesa. El Pentágono negó esto y afirmó que sólo fueron 12 las aeronaves involucradas, que lanzaron 25 misiles contra un puesto de comando y control en una base aérea, a 390 km a oeste de Bagdad. Pero según el Daily Telegraph de Londres, se trató del mayor ataque angloestadounidense contra objetivos iraquíes desde hace cuatro años, cuando se retiró la misión de inspectores de la ONU y EEUU y Gran Bretaña lanzaron un fuerte bombardeo, la operación Desert Fox. Ayer, aparentemente se destruyeron posiciones con el fin de que, en caso de un ataque, tropas especiales puedan llegar a Irak en helicóptero a través de Jordania y Arabia Saudita sin problemas, según el diario. Sin embargo, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán), George Robertson, desestimó rumores que circulan sobre la inminencia de un ataque masivo de la alianza atlántica contra Irak. "Es pura especulación", dijo Robertson. Blair: pagar precio de sangre. Por su parte, Blair afirmó a la BBC que su país está dispuesto a pagar un "precio en sangre" por su relación especial con Estados Unidos y que estará en el lugar de los hechos "cuando comiencen los disparos. Ellos necesitan saber si uno está preparado para involucrarse, si uno está preparado para cuando comiencen los disparos", agregó. Blair es esperado hoy en la residencia presidencial de Camp David, por George W. Bush. Apoyo danés. Por su parte el primer ministro de Dinamarca, Anders Fogh Rasmussen, cuyo país ocupa actualmente la presidencia de la UE, afirmó en Copenhague que está seguro de que el presidente iraquí, Saddam Hussein, posee armas de destrucción masiva. "No tengo la más mínima duda de que cuenta con armas de destrucción masiva", afirmó Rasmussen tras una sesión de la Comisión de Política Exterior del Parlamento a puertas cerradas. Esto no le puede ser indiferente al mundo, agregó. Nuevo "no" ruso. Sin embargo, otros países no parecen tan dispuestos como Gran Bretaña. El presidente ruso, Vladimir Putin, volvió a pronunciarse en contra de un ataque contra Irak en una conversación telefónica con el primer ministro británico, Tony Blair, según informó el portavoz de Putin. Luego de su conversación con Blair, Putin también habló por teléfono con el presidente estadounidense."Durante la discusión, el presidente ruso emitió serias dudas sobre la justificación del recurso a la fuerza contra Irak, tanto desde el punto de vista del derecho internacional como en el plano político global", declaró el vocero de Putin, Alexei Gromov. Bush también habló por teléfono con el presidente francés, Jacques Chirac, quien le señaló a su par estadounidense que solamente el Consejo de Seguridad debe decidir sobre posibles medidas contra Irak. En caso de que Bagdad se niegue a dejar ingresar al país a los inspectores de armas, entonces habrá llegado el momento de las Naciones Unidas de tomar decisiones, dijo Chirac según su portavoz. Alemania cambia de tono. El ministro alemán de Defensa, Peter Struck, afirmó que "si se demuestra que Irak participaba activamente en el terrorismo, se crearía una situación nueva". Estas declaraciones de Struck, hechas ante las cámaras de televisión, durante un encuentro con el secretario general de la Otán, George Robertson, dejan abierta la posibilidad de un cambio en la posición alemana. El canciller alemán Gerhard Schroeder es el único de los grandes aliados europeos de Washington que había descartado participar en un ataque militar norteamericano, incluso si este era respaldado por un mandato de la ONU. Por su parte, en Berlín el portavoz del gobierno alemán, Uwe-Karsten Heye, dijo que las relaciones con Washington seguían siendo "excelentes", un día después de la controversia diplomática generada por una entrevista que concedió el canciller Gerhard Schroeder al New York Times, en la que, entre otras cosas, advirtió al gobierno de Estados Unidos que acciones unilaterales contra Irak serían "un gran error". Bush también habló por teléfono con el presidente chino, Jiang Zemin, quien también se pronunció en contra, como Francia y Rusia, países con los que comparte un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y poder de veto. (DPA y Reuters)
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