Año CXXXV
 Nº 49.594
Rosario,
sábado  07 de
septiembre de 2002
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En distintas ciudades, la gente ganó la calle para protestar por la ola delictiva
Todo un país contra la violencia
Con aplausos, bocinazos, actos escolares y rezos, la ciudadanía manifestó su hartazgo por los secuestros y robos

Los argentinos sumaron ayer su compromiso para decirle basta a la violencia en todo el país, mediante múltiples formas de expresión durante tres emotivos minutos. La convocatoria realizada por la Red Solidaria y entidades educativas y comunidades religiosas de todos los credos, bajo la consigna "Tres minutos para decir basta", tuvo una masiva adhesión de una inmensa cantidad de gente que se sumó en forma espontánea, con la participación incluso de familiares de víctimas de la violencia.
Si bien los actos más importantes tuvieron lugar en un comedor comunitario del barrio porteño de Flores y frente al Obelisco, la protesta se hizo sentir con fuerza en muchos lugares del país.
La medida contó con la adhesión no sólo de la población civil sino también de funcionarios políticos y representantes de las fuerzas de seguridad, a tal punto que la policía, Prefectura y bomberos hicieron sonar sus sirenas.
"No se puede vivir con tanta sangre ni con tanta violencia", dijo Juan Carr, el director de la Red Solidaria, quien agradeció a la población de todo el país ya que "en cuatro o cinco días nos juntamos para solidarizarnos con las víctimas y con los que sufren, y la gente respondió".
A partir de las 14 y hasta las 14.03 las calles de la Capital Federal y de muchas otras ciudades del país dieron paso a una diversidad de formas de manifestación contra la violencia.
Taxistas, colectiveros, ambulancias y hasta patrulleros hicieron sonar bocinas y sirenas, mientras empleados públicos tiraron papeles a la calles desde sus oficinas y no faltaron quienes practicaron los ya conocidos cacerolazos. Otros acompañaron la manifestación con aplausos o entonando el Himno Nacional y hasta en la Bolsa de Comercio porteña los operadores se sumaron con aplausos.
En las escuelas públicas y privadas de la Capital Federal, cerca de 700 alumnos leyeron una proclama en favor de la paz, tanto en el turno de la mañana como en el de la tarde.
El acto central, al que asistió Carr, tuvo lugar en el comedor comunitario Los Piletones, de Margarita Barrientos, situado en una villa de emergencia del barrio porteño de Flores, donde al mediodía se sirvieron 2.000 milanesas.

"Queremos la paz"
"Esta es la manera más sencilla de decir no queremos más violencia, queremos la paz y la paz la tenemos que seguir haciendo día a día", remarcó Carr.
Allí estuvieron los padres de Juan Manuel Canillas, un joven secuestrado en Saavedra y asesinado en Vicente López pese a que sus familiares pagaron el rescate; Graciela Mastellone, cuyo marido, Aníbal Brandáriz, murió baleado por asaltantes en Avellaneda el 26 de junio último cuando quisieron robarle el auto, y la madre del niño Matías Aguirre, desaparecido desde hace dos años.
"Vengo a hablar del dolor de una comunidad", dijo también allí Jorge Alfaro, rector del colegio Don Bosco de Ramos Mejía, al que concurre Juan Pablo Ansechi, secuestrado hace dos semanas en esa localidad y liberado tras el pago de un rescate, cuyo caso fue el generador de la jornada de ayer.
El acto contó con la presencia de integrantes de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y del titular de la Cámara de Actividades Mercantiles Empresarias, Osvaldo Cornide, y del obispo de Lomas de Zamora, monseñor Agustín Radrizzani. También estuvieron directivos de otras de las entidades organizadoras, como l director del Colegio Marín, Gustavo Mangish, y la titular del instituto Pedro Poveda, Laura Moreno.
"La idea es que todo el país tome conciencia de lo que estamos viviendo" en materia de violencia, dijo Margarita Barrientos, quien envió un mensaje a las autoridades al sostener: "Creo que habrán visto lo que hoy pasó aquí, ahora queda en ellos decir qué es lo que tienen que darnos para que la gente esté tranquila y tengamos la seguridad que realmente nos merecemos".
El rabino de la comunidad Bet-El Daniel Goldman, otro de los organizadores, expresó que "no estamos diciendo que la ecuación a la inseguridad es mayor seguridad, sino paz". Y sostuvo: "Pedimos no a la violencia y sí a la paz. Pedimos una sociedad en paz".
En el lugar se hizo un rezo interreligioso, con la participación de Goldman, el presbítero de la Iglesia Anglicana, Carlos Halperín; el sheij del Centro Islámico Argentino, Idrahim Al-Alfi, y Aníbal Filippini, párroco de la Villa La Cava, de San Isidro.
Finalmente, integrantes del Coro Kennedy entonaron el Himno nacional, mientras otros miembros de esa agrupación lo hicieron en el hall central del Aeroparque y en una humilde escuela de la calle Brandsen 1057, en La Boca, donde asistió la titular de Ctera, Marta Maffei.
Otro de los actos fue en Obelisco, donde estuvieron Luis y Emilse Peralta, padres de Diego, el joven de 17 años que apareció asesinado en una tosquera de Ezpeleta tras haber sido secuestrado en El Jagüel, el 5 de julio último. "La unión hace la fuerza y si los argentinos nos unimos podemos sacar el país adelante", dijo Emilse.
En las escuelas de la provincia, por iniciativa del sindicato docente Suteba, se hicieron sonar campanadas durante tres minutos.
En la ciudad de Buenos Aires, la novedosa demanda se hizo oír en distintos barrios, especialmente en puntos neurálgicos como Cabildo y Juramento, Córdoba y Reconquista, Callao y Corrientes y Florida y Corrientes. También en varias localidades del conurbano numerosos ciudadanos se plegaron a la manifestación que, en algunos casos, se extendieron durante una hora.
Hubo también expresiones con particulares características: en el Cerro Catedral, en Bariloche, un grupo de chicos con coloridas vestimentas formó la palabra Paz con la nieve de fondo.
En Mar del Plata, medio millar de personas se concentró frente a la Catedral. Durante diez minutos, mientras las dos radio AM de la ciudad emitieron el Himno, varias personas salieron a los balcones y a la calle con banderas argentinas.
A su vez, en la provincia de Mendoza, la gente se concentró en la intersección de las calles Garibaldi y San Martín, donde estuvo el subsecretario de la comunidad Gabriel Conte y representantes de distintas entidades. (DyN)



La madre de Diego Peralta estuvo en el obelisco.
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