Minutos antes de que Víctor dialogara ayer por la tarde con Ovacion, había conversado telefónicamente con su hijo Hugo Sconochini, algo que repite día por medio desde que está jugando en Indianápolis. "Me preguntó si era cierto que todo el país estaba pendiente del Mundial", comenzó diciendo su progenitor desde su hogar en Cañada de Gómez. "Hugo me comentó que no pueden creer lo que se vive en Argentina y que esperan ansiosos el partido con Alemania. Es la misma ansiedad con la que estamos todos nosotros", agregó. En cuanto al partido con Brasil por los cuartos de final, Víctor indicó que en todo momento tuvo confianza de que Argentina pasaría a las semifinales, incluso en los momentos en que estaba abajo en el marcador. "Nunca perdí la fe pese a que estaban agotados. Eso me lo ratificó Hugo. Me dijo que no podía mover las piernas ni él ni sus compañeros, que les pesaban una enormidad. Y que el único que no sintió el rigor físico fue Nocioni, quien fue el que los empujó a la victoria". Don Sconochini dijo que durante los partidos se junta con amigos en su casa, y que por momentos se pone por demás de nervioso. "Hay veces que me doy vuelta y no quiero mirar. En especial cuando Hugo tiene que realizar lanzamientos en momentos decisivos. Siempre me pasó y menos va a cambiar eso en un Mundial". Al igual que la mamá de Nocioni, Víctor dijo que "nos sentamos todos en los mismos lugares". Pero también le agregó otro aditamento al rito de sentarse frente al televisor. "Obviamente que no falta el asado y el vino".
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