Robert Wilson, oficial británico unido a las fuerzas rusas, describió la escena en un hospital militar francés en Vilna. "Unos 7.500 cuerpos fueron depositados uno sobre otros en los pasillos. Todas las ventanas y paredes agrietadas fueron rellenadas con los pies, las piernas, los brazos, las manos, los torsos y las cabezas de los muertos para que no entrara el aire frío del exterior".
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