Otra carta revela presiones de la cúpula eclesiástica

Atilio Pravisani / La Capital

Santa Fe. - La aparición de una carta firmada en diciembre de 1994 por el sacerdote Hugo Dalla Fontana y dirigida al padre Edgardo Trucco, a quien acusa con tremenda dureza por sus críticas al arzobispo de esta ciudad, Edgardo Storni, en los hechos sobre abuso sexual a seminaristas en la investigación realizada por José María Arancibia, sacó a la luz a otra de las figuras clave de la actual cúpula eclesiástica, pero por el momento alejado del conflicto.
El padre Dalla Fontana, a cargo de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en una nota de carácter intimidatorio le advierte al sacerdote Trucco, recientemente fallecido, que "los trapitos sucios los lavamos en casa" en referencia a declaraciones del sacerdote de la basílica de Guadalupe, uno de los acérrimos enemigos del arzobispo de Santa Fe.
En la carta dada a conocer en el programa "Planeta radio" de LT10, Dalla Fontana le recuerda a Trucco palabras de Jesús a quienes sean "ocasión de escándalos", diciéndoles que "pobre de aquel que escandalice a sólo uno de estos pequeños que tiene fe, más le valiera que le atasen una piedra de moler y lo arrojasen al mar, y por si no lo pensó, sus declaraciones serán escándalo para muchos con fe floja".
El nombre de Dalla Fontana, como también el del padre Edgard Stoffel -a cargo de la Pastoral Social- han aparecido con muy bajo perfil en esta inédita crisis de la cúpula de la curia, pero sin embargo son figuras clave en el equipo de monseñor Storni.
Hugo Dalla Fontana es el redactor del nuevo catecismo para la diócesis de Santa Fe con el cual han discrepado no pocos curas de parroquias de la ciudad, pero hasta ayer su nombre no estuvo entre las figuras que han intervenido con protagonismo en el proceso.
Por su parte el padre Stoffel, cura de la parroquia de San Cayetano, es el encargado para la Pastoral Social y su mayor base de sustentación es su relación con la CGT y con otras entidades como, como por ejemplo, Emaús, que ha tenido importante intervención para ordenar la distribución de los planes sociales .
El resto del gabinete, de absoluta confianza de Storni, lo integran el vicario general del Arzobispado, Hugo Capello, cuya función se asimila a la de un secretario de gobierno; el padre Mario Grassi, vicario para la Educación, del cual dependen los establecimientos escolares de la diócesis, y tiene importante vinculación con el resto de los colegios privados.
A estos nombres se suman el del padre Carlos Scatizza, el canciller del grupo y el padre Hugo Mateo, especie de secretario privado de Storni y quien se ocupa de vínculos, concordatos y su relación con el Vaticano. Este último con su viaje a Italia eludió por el momento la indagatoria del juez de instrucción, Julio César Costa.
Ayer por la tarde un grupo de feligreses de la basílica de Guadalupe, al conocerse la carta enviada a Trucco por Dalla Fontana en 1994, expresó a la prensa su repudio a los conceptos vertidos contra el fallecido sacerdote, señalando que en la misma se advierte igual filosofía que la usada para coaccionar al padre José Guntern.
En un tramo de la misma Dalla Fontana le señala a Trucco que "en sus declaraciones da a entender con intención o sin ella que monseñor Storni hizo sufrir mucho a Vicente Zaspe... aún si esto fuese verdad (lamentablemente los muertos no hablan), permítame decirle que usted en todo esto está obrando de la misma manera que sus acusados. Sepa que también usted con sus intrigas, sus palabras y sus hechos hiere. Hace doler al obispo, al presbítero, a los fieles que creen que su arzobispo fue elegido y enviado por Dios, y que no miran con una visión tan carnal, mundana y nada sobrenatural como la que aparece en todo el contexto de la nota, la cual está suscripta por usted, a menos hasta que publique las aclaraciones correspondientes".