-José Luis, ayer me afané la plata del tesoro. -Dejá de decir pavadas. Calentá el agua para el mate. -Te lo digo en serio, boludo. Avisá a la cana, al banco, yo voy a ver cómo me arreglo. -... Pero... ¿cuánto sacaste? ¿Cinco, seis mil pesos? -No, me la llevé toda. Este fue el diálogo que el lunes, a las 7 de la mañana, mantuvieron Alberto Aguzzi y el gerente del Nuevo Banco de Santa Fe, José Luis Lauri. Y era cierto: de la bóveda faltaban 102 mil pesos, todo el dinero que había. "Los Aguzzi son una familia normal, buenos vecinos, los chicos son buenos como toda gente de pueblo. Al muchacho le gusta el juego, pero quién no tiene un vicio en esta vida", filosofó una vecina. La casa de tesorero, en Sarmiento 238, está en la misma manzana del banco. Las ventanas ayer estaban herméticamente cerradas y nadie respondió al cronista de este diario. El empleado es oriundo de Sargento Cabral y en su pueblo lo consideran un empleado histórico. "Le faltaban dos o tres meses para recibir la medalla de oro por los 25 años", comentó uno de sus vecinos. La esposa de Aguzzi, María Antonia, es peluquera y atiende en un pequeño local que forma parte de la construcción de la casa. Al lado, en la cochera, está el Fiat Siena en el que el tesorero partía la mitad de las noches de la semana rumbo a Corral de Bustos o Pergamino. Dos hijos, un varón de unos 20 años y una chica de 17 que concurre a la escuela secundaria del pueblo completan la familia.
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